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SUPAY-666

Grandes discursos de Malcolm x , vean la pelicula de Spike Lee, y lean mas sobre el, el camino de la liberacion esta en la cultura y seguir a los maestros.

“;Pues sí! Quien se someta a Allah y haga el bien, tendrá su recompensa junto a su Señor. No tiene que temer y no estará triste” (Corán, 2:112)

Malcolm X se opuso con todas sus fuerzas a Washington y a los partidos Demócrata y Republicano, los partidos gemelos del colonialismo y del racismo capitalista. Jamás cedió ni un ápice al nacionalismo norteamericano, ni siquiera a sus variantes patrióticas y populares, que resultan tan atractivas para los dirigentes pequeño burgueses de las organizaciones de los oprimidos y explotados.
“Yo no soy norteamericano. Soy uno de los 22 millones de negros que son víctimas del norteamericanismo. Yo hablo como víctima de este sistema y veo a los Estados Unidos con los ojos de la víctima. No veo ningún sueño norteamericano, veo una pesadilla norteamericana “. -declaró en Cleveland en abril de 1964.


El voto o la bala. (3 de abril de 1964)

Señor moderador, hermano Lomay, hermanos y hermanas, amigos y enemigos -porque sencillamente no puedo creer que aquí todos sean amigos y no quiero omitir a nadie-. Esta noche el tema es, a mi entender, “La revuelta negra y ¿ Qué rumbo tomamos de aquí en adelante?” o “, Qué hacer?” A mi humilde manera de entenderlo las alternativas son o el voto o la bala.
Antes de tratar de explicar lo que quiere decir eso del voto o la bala, quisiera aclarar algo con respecto a mí mismo. Todavía soy musulmán, mi religión sigue siendo el Islam. Esa es mi creencia personal. Igual que Adam Claytom Powell es un pastor cristiano; y que el doctor Martin Luther King es un pastor cristiano en Atlanta, Georgia; bueno, pues yo también soy pastor, no pastor cristiano, sino pastor musulmán, y creo en la acción de todos los frentes y por todos los medios que sean necesarios.
Pero aunque sigo siendo musulmán no vine aquí esta noche para hablar sobre mi religión. No vine para discutir ni polemizar sobre ninguna de las cosas sobre las que diferimos, porque ya es hora de superar nuestras diferencias y darnos cuenta de que es mejor para nosotros ver primero que tenemos el mismo problema, un problema común que te hace vivir en un infierno lo mismo si eres bautista que si eres metodista o musulmán o nacionalista.
Ahora bien, que hablemos así no quiere decir que estamos en contra del blanco, pero sí quiere decir que estamos en contra de la explotación, que estamos en contra de la degradación, que estamos en contra de la opresión. Y si el blanco no quiere que seamos antiblancos, que deje de oprimirnos y de explotarnos y degradarnos...

No soy político, ni siquiera soy estudioso de la política; en realidad no soy estudioso de nada. No soy demócrata, no soy republicano y ni siquiera me considero norteamericano. Si tú y yo fuéramos norteamericanos no habría problema. Esos europeos que acaban de bajarse del barco ya son norteamericanos; los polacos ya son norteamericanos; los refugiados italianos ya son norteamericanos. Todo el que venga de Europa, todo el que tenga ojos azules, ya es norteamericano. Y con todo el tiempo que llevamos aquí, tú y yo todavía no somos norteamericanos.
No, yo no soy norteamericano, soy uno de los 22 millones de negros víctimas del norteamericanismo. Uno de los 22 millones de negros que son víctimas de la democracia, que no es más que hipocresía en mascarada... yo hablo como víctima de este sistema norteamericano y veo a Estados Unidos con los ojos de la víctima. No veo ningún sueño norteamericano; veo una pesadilla norteamericana.
Fue el voto del negro el que instaló a la nueva administración en Washington. Tu voto necio, tu voto ignorante, tu voto malgastado fue el que instaló en Washington una administración que ha promulgado toda clase de leyes inimaginables, dejándote el último, y que encima de todo obstruye (la aprobación de la ley de derechos civiles). Y tus líderes y los míos tienen la osadía de andar aplaudiendo por ahí y hablando de cuanto estamos progresando, y hablando de qué buen presidente tenemos...
De manera que ya es hora de despertar en 1964. Y cuando los veas salir con esa clase de conspiraciones, hazles saber que tienes los ojos abiertos. Y hazles saber que hay otra cosa que también está abierta... Y si no... deberías regresar a la plantación algodonera, deberías volver a esconderte en el callejón. Ellos reciben todos los votos de los negros y, después de recibirlos, el negro no recibe nada a cambio. Lo único que hicieron al llegar a Washington fue darles buenos empleos a unos cuantos negros importantes. Esos negros importantes no necesitan buenos empleos, ya tenían trabajo. Eso es un camuflaje, es un truco, es una traición, un teatro.
El tío Sam tiene las manos empapadas en sangre, empapadas en la sangre de los negros de este país. Es el hipócrita número uno de este mundo...
Entonces digo que al predicar el nacionalismo negro no nos proponemos hacer que el negro revalorice al blanco -ya tú lo conoces-, sino que el negro se revalorice a sí mismo. No hagas cambiar de ideas al blanco; no es posible hacer que cambie de ideas, y todo ese asunto de apelar a la conciencia moral de Estados Unidos... La conciencia de Estados Unidos está en quiebra. Hace mucho, mucho tiempo que perdió toda conciencia. El tío Sam no tiene conciencia. Ellos no saben lo que es moral. No trataron de eliminar el mal porque sea un mal ni porque sea ilegal ni tampoco porque sea inmoral; lo eliminaron solamente cuando amenaza su existencia. De manera que estás perdiendo el tiempo si apelas a la conciencia de un hombre que está en bancarrota moral como el tío Sam.

En el mitin de fundación de la OAAU (Organización Afro-Americana de Unidad) en junio de ese año, Malcolm cuestionó:
“Decidme qué clase de país es éste. ¿ Por qué tenemos que hacer los trabajos más duros por los salarios más bajos?... Os digo que lo hacemos porque... tenemos un sistema podrido. Es un sistema de explotación, un sistema político y económico de explotación, de humillación, de degradación, de discriminación directa
Se negó a hablar del gobierno y de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos como “nuestro” gobierno y “nuestro” ejército. “No trates al Tío Sam como si fuera tu amigo “, dijo a los participantes en una reunión de la OAAU el mes siguiente. “Si él fuera tu amigo, no serías un ciudadano de segunda... No, no tienes amigos en Washington”
Esta postura política en 1964 distinguió a Malcolm -y contribuyó a ganarse la enemistad de casi todos los demás líderes importantes de las organizaciones


que abogaban por los derechos de los negros y de los sindicatos, como también de la gran mayoría de los que se llamaban izquierdistas, y de los que se llamaban socialistas o comunistas en Estados Unidos.
Malcolm X tendió la mano a revolucionarios y luchadores por la libertad en África, el Medio Oriente, Asia, América Latina y otros lugares. Al regresar de África, cuando habló en noviembre de 1964 en un mitin público en París, Malcolm X señaló el ejemplo revolucionario que Nelson Mandela - entonces líder del Congreso Nacional Africano, había dado durante su juicio en las Cortes del sistema del apartheid en Sudáfrica.
Malcolm rechazó los conceptos sobre la “raza”, el separatismo negro, los judíos y el antisemitismo, y la oposición a los matrimonios mixtos, que él había defendido en público por muchos años como vocero de Elijah Muhammad. “No juzgamos a un hombre por el color de su piel “, dijo en Rochester. “No te juzgamos por ser blanco; no te juzgamos por ser negro, no te juzgamos por ser moreno. Te juzgamos por lo que haces y por lo que practicas ... No estamos en contra de nadie porque sea blanco. Estamos en contra de los que practican el racismo”


Se vio atraído cada vez más a la idea de participar en diversas luchas por la igualdad de derechos. Malcolm subrayó la necesidad de organizar la autodefensa en respuesta a ataques de grupos racistas violentos como el Ku Klux Klan, los consejos de ciudadanos blancos y el Partido Nazi Norteamericano. A través de todos estos discursos y entrevistas, desde el primero hasta el último, Malcolm X asume su lugar como un dirigente revolucionario y pensador político de talla mundial. Toda persona que se oponga a la dominación imperialista y a la explotación capitalista descubrirá que necesita estudiar y asimilar lo que dijo Malcolm X, al igual que los discursos y escritos de Nelson Mandela, Thomas San Kara, Che Guevara, el presidente Nkumah de Ghana, y por que no decirlo, el Ayatollah Jomeiní.


En la década de 1990, un cuarto de siglo después de su martirio, los jóvenes, más que nunca -no sólo en Estados Unidos, sino en todas partes del mundo-quieren leer lo que dijo Malcolm. En los discursos, entrevistas y declaraciones de Malcolm X encuentran honradez incorrompible e integridad revolucionaria; encuentran orgullo e identificación con toda persona que haya desechado imágenes de sí misma impuestas por elementos racistas e intolerantes de cualquier tipo; encuentran una poderosa afirmación de su propio valor, de su dignidad e igualdad y de su capacidad como seres humanos de pensar con cabeza propia y actuar políticamente de manera colectiva y disciplinada; y encuentran verdades francas sobre un sistema económico y social que sólo ofrece más guerras, brutalidad policíaca, violencia racista, opresión nacional, devastación económica, degradación de la mujer y destrucción de los medios de vida y cultura que compartimos en este planeta.

HABLA MALCOLM X
10 de noviembre de 1963 -Detroit.
“Yo soy un ‘negro de campo’. Queremos hablar clara y directamente en un lenguaje que todo el mundo pueda entender con facilidad. Todos hemos estado de acuerdo esta noche en que Estados Unidos tiene un problema muy serio. El problema que tiene Estados Unidos somos nosotros. Nosotros somos su problema.
Así es, somos gente negra, los llamados negros; ciudadanos de segunda, ex-esclavos, Tú no eres más que un esclavo, no te gusta que te lo digan. Pero ¿qué otra cosa eres?, eres un ex-esclavo. No llegaste en el buque Mayflower, llegaste en un barco de esclavos. Encadenado como un caballo o una vaca o una gallina. Y los que llegaron en el Mayflower son los que te trajeron aquí. Te trajeron los llamados peregrinos o padres fundadores de la patria. Ellos fueron los que te trajeron.
Para entenderlo tienes que recordar lo que este joven hermano decía sobre el negro doméstico y el negro del campo en los tiempos de la esclavitud. Había dos clases de esclavos: el negro doméstico y el negro del campo. Los negros domésticos vivían en la casa del amo, vestían bastante bien, comían bien porque comían de su comida. las sobras que él dejaba. Vivían en el sótano o en el desván, pero vivían cerca del amo y querían al amo más de lo que el amo se quería a sí mismo. Daban la vida por salvar la casa del amo, y más prestos que el propio amo. Si el amo decía. “Buena casa la nuestra “, el negro doméstico decía: “Sí, buena casa la nuestra”. Cada vez que el amo decía “nosotros “, él decía “nosotros “. A sí puedes identificar al negro doméstico. Si la casa del amo se incendiaba, el negro doméstico luchaba con más denuedo que el propio amo por apagar el fuego. Si el amo se enfermaba, el negro doméstico le decía: “,~ Qué pasa, amo? ¿Estamos enfermos?” ¡Estamos enfermos! Se identificaba con el amo más de lo que el propio amo se identificaba consigo mismo. Y si tú le decías al negro doméstico: “Vamos a escaparnos “, el negro doméstico te miraba y te decía: “Hombre, estás loco, ¿ qué es eso de separarnos (del blanco)?, ¿ dónde hay mejor casa que ésta?, dónde voy a encontrar mejor ropa que ésta?, ¿dónde puedo comer mejor comida que ésta?” Ese era el negro doméstico. En aquellos tiempos lo llamaban “nigger doméstico “, (término racista, despectivo de negro). Y así los llamamos ahora, porque todavía tenemos unos cuantos niggers domésticos por ahí. Este negro doméstico moderno quiere a su amo. Quiere vivir cerca de él. Está dispuesto a pagar tres veces el precio verdadero de una casa con tal de vivir cerca de su amo. Para luego alardear. “Yo soy el único negro aquí. Soy el único en mi trabajo. Soy el único en esta escuela “, ¡No eres más que un negro doméstico! Y si viene alguien ahora mismo y te dice. “Vamos a separarnos “, le dices lo mismo que decía el negro doméstico en la plantación: “, Qué es eso de separarnos “¿De Estados Unidos, de este hombre blanco tan bueno?, ¿dónde vas a conseguir mejor trabajo que el de aquí?” Eso es lo que dices, ¿ no es cierto? “No dejé nada en África “, eso es lo que dices. ¡Sí, dejaste los sesos en África, hombre!
En esa misma plantación estaba el negro que laboraba los campos. Los negros del campo. Ellos eran las masas. Siempre había más negros en los campos que en la casa. El negro del campo vivía en un infierno, comía sobras. En la casa del amo se comía carne de puerco de la buena. Al negro del campo no le tocaba más que lo que sobraba de los intestinos del puerco. Hoy en día eso se llama “menudillos “. En aquellos tiempos lo llamaban por su nombre: ‘tripas’. Eso es lo que eres: ‘come tripas’. Y algunos de ustedes todavía son come tripas.
Al negro del campo lo apaleaban desde la mañana hasta la noche; vivía en una choza, en una casucha, usaba ropa vieja de desecho. Odiaba al amo. Digo que odiaba al amo. Era inteligente. El negro doméstico quería al amo. Pero aquél negro del campo, recuerden que era la mayoría, y odiaba al amo. Si ibas con el negro del campo y le decías:
“Vamos a escaparnos, vámonos de aquí”, el no preguntaba: “A dónde vamos?” sólo decía:
“Cualquier lugar es mejor que este “. Actualmente tenemos negros del campo en Estados Unidos. Yo soy un negro del campo. Las masas son negros del campo.
Igual que el amo de aquellos tiempos usaba a Tom -al negro doméstico- para mantener a raya a los negros del campo, el mismo viejo amo tiene hoy a negros que son mas que tíos Tom modernos, tíos Tom del siglo XX, para mantenernos a raya a tí y a mí, para tenernos controlados, mantenernos pasivos, pacíficos, no violentos.

Declaración de Independencia (12 de marzo de 1964)

Soy y siempre seré musulmán. Mi religión es el Islam. Todavía creo que el análisis hecho por el señor Muhammad sobre el problema es el más realista, y que su solución es la mejor. Esto significa que yo también creo que la mejor solución es la separación total, que nuestro pueblo regrese a casa, a nuestra propia patria africana.
Pero nuestro retorno a África es un programa a largo plazo, y mientras no se realice, 22 millones de nuestra gente -que aún se encuentran aquí en Estados Unidos- necesitan mejor comida, ropa, vivienda, educación y empleos ahora mismo.
Divergencias internas en el seno de la Nación del Islam me obligaron a separarme. No lo hice voluntariamente. Pero ya que ha sucedido, pretendo sacarle el mayor provecho posible. Ahora que tengo más independencia de acción, me propongo emplear un método de trabajo más flexible y trabajar con otra gente para hallarle una solución a este problema.


No pretendo ser un hombre divino, pero creo en la orientación divina, en el poder divino y en el cumplimiento de la profecía divina. No soy un hombre instruido, ni soy un especialista en ningún campo en particular, pero son sincero, y mi sinceridad es mi credencial.
Voy a organizar y dirigir una nueva mezquita en la ciudad de Nueva York, conocida como la Mezquita Musulmana, Inc. Esto nos da una base religiosa y la fuerza espiritual necesaria para librar a nuestro pueblo de los vicios que destruyen la moral de nuestra comunidad.
Mucha de nuestra gente no es religiosa, de manera que la Mezquita Musulmana, Inc., estará
organizada de tal modo que pueda abarcar la participación activa de todos los negros en nuestros programas políticos, económicos y sociales, independientemente de sus creencias religiosas o no religiosas.

No puede haber unidad entre negros y blancos hasta que no haya primero unidad entre los negros. No puede haber solidaridad entre los trabajadores hasta que no haya primero solidaridad racial. No podemos pensar en unirnos a otra gente hasta que primero no nos hayamos unido nosotros mismo. No podemos ni pensar en ser aceptables para los demás hasta que primero no hayamos demostrado que somos aceptables para nosotros mismos. Uno no puede unir plátanos con hojas sueltas.
Debemos ser pacíficos y respetar la ley, pero ha llegado la hora de que el negro norteamericano luche en defensa propia siempre y donde quiera que sea atacado injusta e ilegalmente.
Si el gobierno considera que hago mal en decir esto, entonces tiene que empezar a desempeñar sus propias responsabilidades.

 

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