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Acusan al dueño de Blackwater de emprender una cruzada para

Si parecía que la reputación de Blackwater no podía sumergirse aún más en las simas del descrédito y la ignominia tras la matanza de 17 civiles iraquíes en la Plaza al Nusur de Bagdad, el testimonio por escrito y bajo juramento de dos de sus antiguos empleados presentado el lunes ante el juez T.S. Ellis III, del Distrito Oriental de Virginia, parece haberlo conseguirlo.

Si la sucesión de crímenes cometidos por integrantes de la compañía podrían haber pasado por casos aislados de “gatillo fácil”, consecuencia de la negligente gestión de los directivos de la empresa y de la ausencia de supervisión por parte del Departamento de Defensa, las palabras que ambos hombres pronunciaron cargan las culpas contra Erik Prince, al que acusan de “verse a sí mismo como un cruzado con la misión de eliminar a los musulmanes y a la fe islámica de la faz del planeta”

Abanderado de la ideología neocon, que de la noche a la mañana se transformó en multimillonario gracias a los favores de la administración Bush, y fundador de la empresa que aspiraba a convertir en el referente por antonomasia de la gestión privada de la guerra, quienes trabajaron para él afirman que “alentaba y recompensaba la destrucción de la vida en Irak”, según señala la CNN.

El testimonio de los dos hombres, un ex Marine que estuvo de misión con la empresa en Irak y otro antiguo empleado, forman parte del documento de 70 páginas que los abogados entregaron al juez (uno de ellos puede leerse aquí en formato PDF). Abogados que representan a civiles iraquíes en su demanda contra Blackwater por crímenes de guerra y otros delitos.

De probarse su veracidad, las acusaciones más reveladoras formuladas por los testigos, cuyas identidades se han mantenido en secreto para preservar su seguridad, serían las que describen la ideología racista de Erik Prince y la imagen que tenía de sí mismo como cruzado moderno. Las recoge Jeremy Scahill - que ya debe estar planeando reescribir su exitoso libro "Blackwater" -, en el periódico The Nation:

Con este fin, el señor Prince desplegó intencionadamente en Irak a hombres que compartían su visión de la supremacía cristiana, sabiendo y queriendo que estos hombres aprovecharan toda oportunidad para asesinar iraquíes. Muchos de estos hombres usaban símbolos de los caballeros templarios, que los guerreros emplearon cuando luchaban en las cruzadas.
Ir a Irak a disparar y matar a iraquíes era visto como un juego o un deporte. Los empleados del señor Prince abierta y constantemente usaban términos racistas y derogatorios hacia los iraquíes y otros árabes, como “hajis” o “ragheads”.

El resto de acusaciones hacen referencia al tráfico de armas prohibidas por parte de Blackwater, cuyos empleados usaban para causar el mayor daño posible a los iraquíes (tráfico que ya había denunciado la Cadena ABC en 2008), la amenaza y asesinato de testigos, la destrucción de documentos incriminatorios y el empleo de hombres que habían sido calificados como no aptos para el trabajo por su violencia extrema, su abuso del alcohol y el empleo de esteroides.

Tras conocer estos testimonios, el congresista Dennis Kucinich, que lleva investigando a la compañía desde 2004, declaró: “Si estos alegatos son ciertos, Blackwater ha sido una empresa criminal que defraudó a los ciudadanos estadounidenses y que mató a iraquíes inocentes”. Las comparecencias frente al juez Ellis comenzarán el próximo viernes.

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