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El Incidente del Laconia o una pequeña demostracion de galanteria naval y de irracionalidad en la segunda guerra mundial ...gracias a http://historiasconhistoria.es

 

En diciembre de 1942  Karl Dönitz, máximo responsable de la flota naval alemana, hizo llegar a todos los buques y submarinos bajo su mando una nueva directriz conocida como Orden Laconia. Dicha orden decía así:

1º. Todos los esfuerzos por salvar supervivientes de hundimientos, tales como rescatar hombres en el agua y ponerlos en botes salvavidas, enderezar botes volcados o suministrar agua o comida, deben parar.

El rescate contradice la más básica de las normas de la  guerra: La destrucción de barcos hostiles y sus tripulaciones.

2º. La orden también concierne y tiene efecto sobre patrones y jefes de maquinas.

3º. Solamente serán rescatados si su puesto es importante para la marcha de la nave.

4º. Manteneos firmes. Recordad que el enemigo tampoco se preocupa de nuestras mujeres y niños cuando bombardean Alemania.

Seguramente que lo primero que le sale a uno al leer semejante orden es decir…

¡Menudo pedazo de #&*#/$**#&$* es el  alemán este!

Sin embargo, las cosas no siempre son blancas o negras y  detrás de tan brutal orden existía un poderoso motivo que, si tal vez no lo justifica, al menos lo hace más comprensible.

La razón de esta sinrazón tuvo su origen en  “El Incidente del Laconia”.

 

Los hechos ocurren en septiembre de 1942 cuando el submarino alemán U-156 divisa al RMS Laconia, un barco mercante fuertemente artillado que desplaza 19.000 toneladas y que navega tranquilo ajeno a su presencia. Una perita en dulce para cualquier comandante de un U-Boat. Ordena disparar dos torpedos de proa que alcanzan de lleno el casco del navío el cual comienza, casi inmediatamente,  a escorarse peligrosamente.

Lugar del hundimiento del Laconia

El Laconia poco puede hacer más que arriar sus botes salvavidas y enviar un desesperado mensaje de socorro.

“S.S.S…S.S.S…. Laconia torpedeado… Laconia torpedeado… S.S.S. Laconia”

Mensaje de S.O.S., radiado por el “Laconia“, la tarde del 12 de septiembre de 1942

(Nota: Con las tres eses, en vez del clásico S.O.S., se indicaba que el hundimiento había sido provocado por un submarino y así se alertaba de su presencia a los barcos que pudieran acudir al rescate.)


El comandante del submarino emergió para confirmar el hundimiento y fue cuando se dio cuenta de que en el mar, entre los restos ardientes del naufragio y algunos botes salvavidas, chapoteaban cientos y cientos de personas. Rápidamente el comandante ordenó a sus hombres que ayudaran a subir a bordo a todos los supervivientes que fuera posible.

A la izquierda en la torre Werner Hartenstein, comandante del U-156, observando el rescate.

Aquello se le fue de las manos. En pocos momentos el interior del submarino y su cubierta se llenaron de personas rescatadas.


Uno de los náufragos que hablaba alemán pudo explicar al asombrado comandante de donde había salido tanta gente. Resulta que en el Laconia viajaban 136 tripulantes, 268 soldados británicos, 160 polacos, 80 mujeres y niños y 1.500 prisioneros de guerra italianos. En total unas 2.500 almas.


Comandante Hartenstein con la tripulación del U-156

El comandante, totalmente desbordado a esas alturas, envía una comunicación urgente al estado mayor.

” U-156 ha hundido al inglés Laconia en 7721. Desgraciadamente, transportaba 1.500 prisioneros de guerra italianos. Ha sacado del agua, hasta ahora, noventa. Solicita instrucciones”.

 

 

El almirante Dönitz (Sí. El mismo de la orden de arriba)  es despertado para informarle de la situación y envía el siguiente mensaje a todas sus naves que andaban por la zona.

“Schacht, Grupo Elsbär, Würdemann, Wilamowitz, reúnanse inmediatamente U-156 en 7721 para ayudar a salvar los náufragos. ¡Rápido!”.

Más de dos días estuvo el U-156 por la zona ayudando a los supervivientes y sin dejar de telegrafiar el siguiente mensaje:

“No atacaré a ninguno de los navíos que acudan en socorro de los náufragos del Laconia, a condición de que yo mismo no sea atacado por buques ni aviones.

Submarino alemán U-156″

Finalmente se unieron al rescate otros dos submarinos alemanes y uno italiano. Entre los cuatro, con sus interiores y cubiertas llenas de gente,  remolcando varios botes cada uno y enarbolando una bandera de la cruz roja pusieron rumbo a la costa más cercana.

El U-156 en primer plano y al fondo otro submarino alemán que ayudó en el rescate

Cuando todo parecía más o menos resuelto y los supervivientes respiraban un poco más aliviados, un avión bombardeo aliado los localizó, hizo un vuelo rasante de reconocimiento transmitiendo la situación y cuando volvía a su base recibió la orden del oficial de guardia que regresara inmediatamente y atacara a los submarinos.

El piloto del avión, extrañado pero obediente, hizo lo que se le ordenó y lanzó sobre los submarinos varias cargas de profundidad y algunas bombas, una de las cuales impactó directamente sobre uno de los botes cargados de supervivientes.

 

Representación del momento del ataque del avión cuando se debe abandonar el submarino a toda prisa.

Los submarinos no lo dudaron un instante, desengancharon los botes que remolcaban y comenzaron la maniobra de inmersión desalojando toda la gente que iba sobre las cubiertas.


Los supervivientes son abandonados a su suerte.

Los submarinos apenas sufrieron daños y escaparon, pero los supervivientes tuvieron que pasar varias semanas de pesadilla a la deriva hasta que fueron de nuevo rescatados, pereciendo muchos de ello en ese tiempo. Finalmente se salvaron unas 1.500 personas.

 

Después de este incidente  el almirante Dönitz dijo una y no más…

Almirante Karl Dönitz.

“Es completamente desatinado creer que el enemigo puede respetar a los submarinos alemanes en cualquier forma, aun bajo el pretexto de que aquéllos salven a sus propios hombres…”

Y fue cuando  decidió emitir la desafortunada Orden Laconia. Orden, por cierto, por la que fue condenado en los Juicios de Nuremberg a 11 años y seis meses de prisión, no sirviendo para nada que su abogado expusiera los motivos y además demostrara que los aliados operaban en el Pacífico con órdenes similares.

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