Cadáver exquisito...cuento de Luis Leon. (la idea es hacer cuentos sobre la borrachera del cumple de Leon que fue el martes 24, pero que celebramos desde el lunes 23..., Lenin falta tu cuento, que XUXA ESPERAS!!!)
El indómito Centro se cobija del frío con el cálido ¡salud! de los borrachos. Las alegres faunas festejan dichas y muertes en cada esquina, en mil cuadrantes de la vereda, en todo píxel del espacio. Aquella calle es un solo de hipos. El lugar escupe bocanadas de humos diferentes. La pasta fundida ofrece espesas nieblas, barba y peluca a Quilca. Con repletas horas de noche la intermitencia de la policía no crea dificultades; ulula en semejanza a un pájaro paticojo, calvo. La luna encima de todos se perfila como una hoz, un navajazo estilizado.
puta madre! media hora esperando no van a llegar siempre fallan siempre me fallan no hay qué hacer a la mierda! me voy me como a la flaca de la esquina de mi casa y me digo feliz cumpleaños huevón un añito más más días en tu colección de minutos de oxígeno y? quién no? quién puede pensar que ha hecho algo de verdad sincero con la verdad clavada en la frente en su día? todos todos claro nadie a nadie le creo pero me estoy lamentando de la puta suerte esta que me toca igualito al año pasado qué pendejada! esperando a mil amigos para que me caigan tres miserables y ni siquiera los conocía venían a gorrear trago y ver qué había qué tal cómo estás feliz sí sí ni sabían cómo me llamaba uy chucha! esta callecita de mierda se hace honor de ser una callecita de mierda una pelea! al fin algo bueno a ver qué cabrón con un palo le va a sacar el ojo al otro ojalá! ojalá! pero el cojudazo está tan borracho que se cae y se fue a la mierda ahí toda la turba se va contra el tío ese ya pues que lo linchen un borracho muerto más tanta gente hay acá y no hace nada yo el primero el primerito claro! qué quieren? que me meta de guachimán de árbitro de huevadas!? que se saquen la mierda que se maten es mi puto cumpleaños al menos regalame eso ciudad de Lima un escptáculo con sangrecita medio fiero! sangre gritos heridas pero ni me vayan a tocar a mí carajo que los desahuevo!...
- Oe Lucho, qué haces ahí de mirón – Jaime, brusco, anunció su llegada.
- ¡Al fin!... esperando, esperando….
- Ya, ya, no te me pongas tan viuda, muy tristón.
- Y qué quieres, hace media hora quedamos, y yo hecho un poste acá parado-. exaltado, increpó Lucho.
- Ya, ya, no importa, acá arreglamos. Ahí viene Tavito- los tres amigos se saludan.
- ¡Listo! ¿Vamos a la cantinucha de siempre o al Queirolo?
- ¿6 ó 4 lucas?... – Tavito les escruta. Se responde solo-: cantina, cantina.
Ajados los pisos, deforme el aire, consumadas las mesas. Redondas, casi con púas, tierrosas. Un escupitajo adorna la pared, otro también. El baño en huelga, en piquete que reza clausura: se orina fuera, en la calle, apunta el letrerito. No les importa, saben cómo funciona todo allí. Agradable caos, música vil, cerveza barata; se sienten en el viejo oeste, negarles la dicha de estar en aquel claustro sería riesgoso, so pena de balazos.
- … Sí sí, se estaban peleando unos tíos que al final no se pelearon –dijo Lucho.
- Suena raro eso – Jaime puso en duda lo antes dicho.
- Sí, pero así paso.
- ¡Ah!
- Miren qué compré –Tavito, entusiasmo de buen niño ratero, les muestra un estudio sobre Adán.
- ¡Ah! ¡Mi hermano! – Lucho se arroga parentescos.
- ¿Cómo es eso que tu hermano? - pregunta Jaime.
- De claustro, de claustro…
- ¿Ya has venido medio tomado no? Ya te he dicho que no tomes solo, sabes que vendríamos, no fallabamos – entre serio y fúnebre.
- No he tomado nada, ¿quieres que te lo demuestre? Cómo hago, tú di – fingiendo borrachera, Lucho procuraba divertirse.
Piden una y última vez 8 cervezas. Para que la mesa se vea bonita, adornada con el carrusel aquel. Las traen. El viejo de ojo de vidrio les dice ¿pero no se deshielarán? Rechazan . Saben que no estarán ahí ni una hora. Sin más, el viejo calla y acata.
- … Ok, supongamos que hablamos ya de literatura, política y huvada y media, ¿tienen algo más que decir?… tenemos, tenemos…– hipa Lucho, acariciando la última botella con residuos.
- Ahhh… mira... eso de la morfina me gustó, me gustó lo que dijiste- Tavito logró empollar esa frase a pesar de su estado.
- Dije muy claramente heronía, que se obtiene a partir de la sustancia que has mencionado- casi declaró Jaime- y…- quiso seguir hilvanando el disurso, pero no pudo.
- Veo que no, no hay más ¡garçon! ¡La cuenta!– se levantó Lucho.
- Señores ya han pagado… se paga siempre adelantado- los salvó el tuerto con titubeo cachoso.
- Creo entonces que podemos decir…- dijo Lucho
- Qué feo hablas- cabeceó Jaime.
- Ok.
Los tres amigos, hermanados por la grata coincidencia de hallarse en pleno maretazo, salieron de la cantina. No sabían en qué dirección ir. Si norte o sudeste. Se tambaelaban al son de la pesadez. Pero el diablo travestido de dios hizo sonar las campanas en el cerebro de Tavito, sufrió una revelación.
- ¡Compremos más!
- No, no, yo no soy de tomar… además…- empezó Jaime.
- Se pone violento. De ahí te jala el pelo, te araña…déjalo- dijo Lucho
- ¡No me retes!...
- Lo estoy haciendo ¡anda!, ¿qué va a pasar? ¡No te dejes! ¡Compremos más!
- Pero no tengo plata- se excusó Jaime
- ¿Tú?
- Vaciazo – cabizbajo, Tavito.
- No importa, yo pongo, una botellita para cada uno, ¡ladren!, ¡hablen!
- Pero, ¿botellita de qué? ¿ron? No jodas, me voy a cruzar- terció Jaime.
- Es mi puto cumpleaños… tampoco me alcanza para más. No van a dejar que tome con cualquiera que encuentre, ¿no? Anda , ¿qué dices, Tavo?
- Le entro a todo.
- ¡Uy! – exclamó Jaime en doble sentido.
- Anda, di que sí pues.- dijo Lucho.
- Ya… sólo por esta vez, sólo por esta- aceptó Jaime.
En una pequeña bodega, Lucho le hizo la conversación a la chica que atendía. Anhelaba, con tono babeante y baboso de picado, un descuento, anda no seas malita, la terminamos y regeresamos por más pero rebájame un poquito, mira, acá tengo más plata, le mostró unos billetes, si quieres de ahí nos vamos donde quieras, los dejo en sus casas y, le mostró otra vez los mismos billetes. Ella negó rotundamente. Tuvo que pagar lo debido y más, en ese estado no pudo contar bien. Sus dos amigos lo apuraban para que esa escena tan bochornosa concluyera.
Caminaban. La conversacion se enrarecía. Los temas cambiaban en tumbos bravos, en cada bofetón de aire. A cada paso un par de palabras, a cada cuadra un sorbo, hazla lenta, huevón, ¿de ahí cómo la vamos a seguir? ¿Con qué?... No, no, no, no importa, ya estamos acabando vamos por una tienda más, puta madre, acá tengo plata… no jo…das pues…
- Hola, buenas… ¿tiene más ron? –dijo Lucho, reprimiendo una sonrisa.
- ¿Más? Hijo, ¿quiere ron? Recien viene para acá para la tienda –contestó la señora.
- ¿Tiene ron?- insistió, ya sonriendo, Lucho.
- Así, así está bien, habla casi nada, sólo pide, de ahí llaman a la tombería, la KGB, los federales nos sueltan a los pitbulls y… ¡Y por fin! ¡Cadáveres!- deliraba, bajito, Jaime.
- ¿Cadáveres?...- preguntó al aire, más bajito, Tavito.
- Sí hay. ¿Botella grande?, ¿para usted y sus amigos?....
- ¿Cadáver?... Sí, sí, ¿cuánto está?
- 15 soles- dijo la señora
- ¡Bien!, ¡bien! Págale al toque para irnos, ¿esuchan? Creo que es un helicóptero que….- continuaba Jaime- ¡Sí, cadáveres! ¡Lindos, deliciosos, exquisitos cadáveres! ¡Eso seremos si seguimos aquí!
- Gracias- le pagó a la señora. Se fueron.
Caminaron desentendidos. Los pasos lentos, uno saltaba de vez en vez, el otro se perfilaba a patear un bulto. Tavito insistia en tomar y reventar en esa misma esquina. Jaime, con la cabeza, no, no, muchachos, ¿creen que nos vamos a tomar todo eso? ¡No quiero terminar calato, choreado, en la cárcel!... o decapitar a una linda chica y poner su cabeza en mi refrigerador. Rió. Eso último no lo escucharon sus compañeros de ruta. Los gritos, los insultos, los chistes se detenían a medio camino para convertirse en breves explosiones de euforia, en risa general. Seguían tomando, sin parar, ya va media botella.
- Alguien habló de muertos, ¿no?- comentó Lucho.
- Sí...- respondió Tavito.
- No, de cadáveres- corrigió Jaime.
- ¡Sí! Entonces hagamos, que les parece si…- intentaba proponer Lucho.
- Eran muertos, oigan- reclamaba Jaime.
- Un cadáver exquisito.- propuso.
- ¡Un gran poema escrito a tres manos!- exclamó con las dos manos al cielo, Tavito.
- Sí, será divertido, pero sigamos tomando- sentenció Lucho.
Con los labios rajados, las miradas cual mosaico de vidrio y el andar andado de alguien que sufriera algun mal en la espalda, llegaron a un parque.
- No pues, pónganse mejor. De ahí nos saca la policía, la cosa es estar tranquilos, saco el papel y empezamos con eso de esrcibir- se quejaba el del cumpleaños.
Los tres se dejaron caer. Aunque silencoso, Tavito mostraba mayores signos de ebriedad. La cara fulmina de rojo. Casi llorando, se metía el vasito hasta el esófago. Cada tres minutos tenía que escupir o vomitar brotes pequeños. Se aferraba a su mochila.
- ¡Ya! Acá tengo papel. dos lapiceros…y un lápiz –dijo Lucho.
- Oye, ya, ya pues, ¿ya, no? – se quejó Jaime.
- ¿Ya qué?
- Deja descansar un rato, nos hemos acabado toda la botella…
- No, queda todavía .. vamos a tomar…
- ¡No jodas!
- Es mi cumpleaños, tú no jodas ¿Qué dices?
- Claro… claro… clarinetes.- respondió Tavito.
Lucho sacó lo que quedaba de la botella. Sirvió los dos vasos e hizo creer que estaba tomando de pico.
si me pongo a tomar termino peor que estos dos no no no ya me ha pasado ni hablar mañana tengo que salir temprano perro de mierda no ladres! claro si tomo qué me va a pasar? ya sabes ya sabes ni te lo preguntes como si no me conociera la cárcel cárcel otra vez otra vez no ahora? mira pues mi cadáver exqui exquisito y a casita pero que tomen ellos sí de ahí no me sale ningún verso y quedo como cojudo viendo la hoja en blanco con dos versos de ellos y de ahí yo? me copiaría de una película canción y no se darían cuenta qué se van a dar cuenta! pero es trampa la vaina es que sí soy tramposo pero no no no en esto no ya estoy sanito ya me siento mejor tranquilo tranquilito perro de mierda lárgate! sí ya yo escupiendo lo que tomo y ellos solitos me piden la botella claro claro aquí hay más…
Pasaron 15 minutos, quiso despejarse, Lucho tenía la manija en esta ocasión.
- Ya, empecemos… ya no hay trago.
- Ya no hay, mejor –resopló Jaime.
- Escribe… ¿empiezo? Ok “la nube se tragó un coktail de cielos…” te toca- dijo Lucho.
- ¡Qué rico verso!....“pero alguien le cortó su garganta a la nube y los cielos…”
- ¿"Escaparon"? ¡Qué pendejo! ¡No contaba con esa!... “¡colmar el mundo de oécanos, clamó uno!”
- Medio Génesis sonó eso, medio cristiano, no me huevees- amonestó Jaime. Ambos rieron.
- “Otro dijo, de plasma el mundo, de mercurio, jamás de océanos!”
- Sí, sí, ni hablar, ahora el ángel caído… Muy biblia está esto. Dame. Empecemos otra vez…- dijo Jaime mientras rompía la hoja.
El parque estaba silencioso. Sólo las dos risas de los amigos incomodaban a los pájaros con sus inicios de trinos. Un significtivo rayo de sol, una oleada de él se dejó ver en la cúpula de la iglesia. Nadie se había dado cuenta que Tavito había convulsionado. No respira. Murió.
- Tengo hambre.
- Yo también, me duele un montón la cabeza, pero puedo... – Jaime trató de incorporarse. No pudo.- No, me quedo aquí hasta que.. me pueda sostener solo…
- Tengo hambre, anda dile a Tavo algo, se ha quedado seco, y no ha hecho este poemón con nosotros…
Jaime lo zarandeó fuerte, luego sólo lo movió. Lo creían dormido.
- Trae su mochila, a ver qué tiene- Lucho la recibe. Revisa algo desesperado - Mmm… ¡Hay galletas, chocolates!
- Pasa, pasa, juégate uno.
- Toma… Fue una buena noche...
- Tu cumpleaños, huevón… aunque nadie te saludó, ¿no?
- Sí, no importa. Estuvo bien, pero... pero no recuerdo que hayamos hecho nada… debe ser la borrachera…
- … Qué rico este choolate, ¿lo has probado? Es nuevo… es riquísimo, una delicia, ¡exquisí.!
- ¡Esta galleta es un asco!
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