Los días y las noches del músico más importante del circuito cultural alternativo en el Perú han cambiado de forma radical desde que inició su carrera a principios de los ochentas. Ya no escribe canciones oscuras, tristes y rabiosas. Ya no sufre de problemas económicos, ni de esa soledad afectiva por la que intentó suicidarse hasta en dos ocasiones. Y eso que con Leusemia alcanzó un éxito insospechado que los convirtió, según muchos entendidos, en la banda peruana más importante que apareció en aquella década.
Ahora, luego de más de 20 años de carrera, con canas que se ocultan bajo una gorra que usa al revés, se confiesa enamorado de su novia, con la que comparte un acogedor e iluminado departamento en Miraflores. Allí pasa los días disfrutando del confort que es poder vivir de la música, como siempre soñó. Pero se sigue considerando un subte y un enemigo de la industria comercial, que, según él, convierte a los artistas en productos empaquetados con todo y código de barras. La publicación de su primer libro, “Los sumergidos pasos del amor – El escenario de las ocasiones perdidas”, y su más reciente disco como solista, “El zafiro de las galas”, lo confirman. En ambos se refleja el actual momento musical, sosegado e íntimo, de Daniel F: el de saberse convertido en una leyenda.
Por Rubén Barcelli Suárez
¿A qué hora te despiertas?
Muy temprano, siempre a las cinco o cinco y cuarto. Duermo cuatro horas máximo, así que comienzo a trabajar en el piano las letras y las artes gráficas de los discos.
¿Diseñas tú mismo las portadas de tus discos?No me queda otra cosa que hacer. Es que todavía no he dejado de ser niño. A mí siempre me han alucinado las portadas de los discos. He querido tener muchos discos con carátulas alucinantes. Por ejemplo, para el disco de “Los Hospicios: Los últimos ciudadanos de la séptima casa de la obscuridad”, trabajé en una portada durante dos años y no me salía. Al final la saqué en 15 minutos.
¿Con qué software trabajas?
No soy diseñador profesional, solo un pata que se mete a la computadora y tantea con las herramientas. Solo uso el Photoshop. De pronto hago un clik y ¡pum! sale algo alucinante, y de casualidad, no es que lo haya pensado.
Foto: Consuelo Vargas
¿Entonces diseñaste la portada de tu más reciente disco "El zafiro de las galas”?
Claro. Lo chévere es que el nombre del disco está basado en dos gatos de mi novia que ya fallecieron: Zafiro y Gala. El disco está inspirado en ellos. Hay una calle por mi barrio en Miraflores donde viven un montón de gatos. Junto con mi novia, somos parte de una mancha de gente que les lleva comida a los gatos. Esa imagen de los gatos acercándose a la comida me cautivó.
¿Te gusta salir a caminar por tu nuevo barrio en Miraflores?
Nunca salgo. Si no fuera músico, pensaría que el mundo termina en el vidrio. Solo salgo para los conciertos. Algo que valoro mucho de ser músico, sobre todo en esta época, es que puedo ociosear. Solo me siento en el sofá y leo o veo televisión. Nada más.
¿Te gustan los juegos de video?
Un montón, pero lo que trato es de no jugar. Los borro de la computadora. Si sé que hay un juego allí, me prendo y ya no estoy para nadie.
¿Qué te gusta leer?
Todo lo que tenga que ver con música y con la vida de los poetas y los pintores. Es un mundo que siempre me ha atraído mucho.
¿Cuáles son tus escritores favoritos?
Rimbaud y Nietzsche.
¿Qué es lo que más te atrae de ellos?
Antes me gustaban más que ahora. Cuando se comienza a indagar acerca de los propios ídolos, uno se decepciona.
¿Crees que tu figura como músico ha sido demasiado mitificada por los medios?
No tanto por los medios, pero sí por el circuito de rock alternativo. Hay mucha gente que se crea fantasías en torno a mí. Cuando me conocen en persona, se decepcionan porque se dan cuenta de que no mato ni a una cucaracha y dejan de ser mis fans. Eso me ha pasado desde los ochentas.
¿Por esos años descubres a Fernando Ubiergo y te viene la idea de grabar “Pienso en ti”, una de sus canciones?
Sí. A él lo descubro por un vecino que me prestó un disco suyo. Nunca se lo devolví. A partir de ese momento me volví un adicto de Ubiergo. Además, en los ochentas produje discos con un tratamiento bastante sombrío y con canciones tristes como “Pienso en ti”. Con esos textos oscuros y dramáticos obtuve una respuesta favorable, pero ya no podía seguir escribiendo esas letras porque ya no me sentía triste. En los noventas eso cambia. Mis canciones se iluminan y se vuelven optimistas.
¿Fue negativo para tu carrera el que te hayas enamorado y te sientas bien contigo mismo?
Eso es un mito. Se piensa que para ser un buen compositor hay que sufrir mucho y eso no es tan así. Creo que para que el proceso creativo sea tal, tiene que haber un tiempo de paz y de sosiego para poder armar el trabajo. Eso lo demuestra Tom Waits, de él decían que era el mejor compositor del mundo cuando estaba en la lona por borracho y drogadicto. De pronto alguien le dio la mano en ese tiempo de crisis y ahora sus discos son superiores a los antiguos. Entonces este caso tira por tierra todo este mito, porque hay que estar en paz para poder crear.
¿En vez de crearte una carrera como solista por qué no hiciste virar de tendencia musical a Leusemia?Es que son dos lenguajes distintos que se complementan en un concierto. Así los conciertos son a la vez duros, sinfónicos y acústicos. Pero al nivel de una producción discográfica ambos lenguajes me parecen muy distantes. Uno es más pomposo y estruendoso. El otro es mucho más íntimo. Es una sola guitarra y una sola voz, la mía. Lo entiendo como algo mucho más progresivo y estructurado.
Foto: Archivo El Comercio
¿Como solista te consideras un trovador, un payador o tal vez un baladista romántico?
No lo sé. Las etiquetas no me interesan. Yo hago canciones y se acabó. Hay gente de trova que me mete en el saco de la trova, pero nada que ver. Para mí lo que hago son simplemente canciones.
¿El que no estés dentro de un género determinado ha pesado para que la industria no haya podido difundir tu música?
Es que no puede, porque no entro en sus estándares. A mí no me pueden empaquetar y vender como ellos quisieran, porque creen que mi música es conflictiva y negativa porque siempre estoy diciendo lisuras. Esas cosas la industria no las soporta. Por eso soy alguien indeseable en la industria formal. Así que sobrevivo al margen de la industria formal.
¿Estás en contra de los músicos que se mueven dentro de la industria comercial?
Son opciones de cada uno. Si a alguien le va muy bien con eso, pues felicitaciones. Yo prefiero estar en este asfalto un poco más ruidoso.
¿Es verdad que hiciste una fiesta en tu casa cuando Gian Marco ganó el Grammy latino?
Sí, claro, es que estaba muy contento porque era la primera vez que un peruano ganaba un premio de esa magnitud, al menos dentro del pop. Gian Marco es un tipo que me cae muy bien, porque tiene opinión. Eso me parece muy bacán dentro de un medio que pretende que seas solamente un monigote mudo, que no tengas opinión política y menos algún rollo ideológico. Esa noche estábamos frente al televisor cruzando los dedos. Igual me pasó Líbido y TK ganaron en los MTV. Bacán, porque son mis patas y están consiguiendo resultados en el extranjero.
¿Te gustaría ganarte una Lengua de MTV?
No, a mí la única lengua que me importa es la de mi novia.
¿Sigues estando a favor de la piratería?
Yo estoy en contra de que tanta gente que está ganando mucho dinero a costa de los artistas. Pero al margen de eso, lo importante es que los bienes culturales no están al alcance de la mayoría. Muchos universitarios no pueden comprar un libro original con el que puedan ser unos mejores profesionales en el futuro. Ante este problema no hay una política cultural, ni siquiera una política penal frente a la verdadera piratería.
¿Te gustaría que pirateen “Los sumergidos pasos del amor – El escenario de las ocasiones perdidas” tu primer libro?
Claro, si le sirve a alguien, en buena hora.
Ha demorado mucho en publicarse...
Lo acabé en el 2000, año en que la editorial me compró los derechos. Lo he revisado luego de tanto tiempo y me doy cuenta de que sigue teniendo vigencia. El libro trata acerca de cómo se gestó la movida rockera subterránea. Son elucubraciones que dan repaso a hechos por donde navegó la movida, como los ‘paskines’ y los ‘demos’. Va a ser necesario cuando se haga una historia del rock en el Perú.
¿Tu generación tuvo éxito cuando, en los ochentas, intentó crear una movida cultural alternativa al circuito de la industria formal?
De hecho que sí. Lo que se logró es que ahora, en un país donde las artes están devaluadas, los artistas no están solos. Si alguien quiere formar una banda sin tener que ser parte de la industria comercial, sabe que hay medios pertenecientes a la movida cultural alternativa creada por los propios músicos que los van a promocionar y que hay un circuito de tocadas del que pueden ser parte. Eso es clave en un país donde los nuevos artistas se mueven dentro de un panorama muy complicado.
Hay mucha gente que habla mal de ti, porque piensa que te has domesticado y te has vuelto un burgués más que vive en Miraflores
Es que no soy ninguna vaca sagrada ni ningún santo que merezca reverencia. La gente es libre de pensar, de opinar y de fantasear. Estoy muy conforme con lo poco que he logrado y ese tipo de comentarios nunca me han afectado.
¿Tienes menos fans ahora que eres feliz?
Al contrario, a partir del cambio de siglo surge un nuevo tipo de público, mucho más abierto a todas las sensaciones. Es un público que trata de difundir lo más que puede al artista a quien admiran. Antes, cuando alguien era fanático de un artista, se lo guardaba para él solo. Ahora el público trata de compartir a ese artista con quien sea. Se aseguran de que se sepa que su ídolo vale la pena. Y además siento que me cuidan. Cuando he escrito algo con tristeza y congoja me llueven correos de gente que está preocupada por mi estado emocional. Donde más se nota esto es en los foros donde se reúnen los fanáticos. Hay un foro de Leusemia con más de 5.000 participantes.
¿Te conectas frecuentemente a este foro?
Siempre. Ahí me he dado cuenta de este cambio de mentalidad, la de ser sensible a todas las expresiones del ser humano. Antes, la gente se cerraba en su género y de ahí no salía. Ahora la gente escucha rock, escucha metal o salsa o bachata, reggaetón o cumbia. Siempre estoy metido ahí, tengo un espacio para mí y respondo preguntas, así sea la cosa más absurda, trato de contestarla. Es la forma más efectiva de comunicar algo. Internet es todo.
2 comentarios
Jordan 6 -
eduardo -
Saludos