Poeta por vocación, folklorista por tradición y periodista de profesión, se encuentran en estas dos primeras facetas sus más grandes legados. Es pues en la décima, la forma poética más sabrosa y vigorosas del Perú, y en su labor invalorable como formalista y académico del folklore, lo que lleva a Nicomedes a ocupar lugares de trascendencia universal.
Esta tarde, por motivos de tiempo me voy a dedicar a tratar sólo estos dos importantísimos temas. El tercero, el de periodista y comunicador, lo voy a dejar de lado debido a que es el aspecto más mediático y conocido de él y porque, como él mismo lo dijo, le sirvió mayormente para adquirir los recursos que necesitaba para subsistir.
Con respecto a su labor poética como decimista, debo de trasladarme a su infancia. Fue un niño negro que jugaba al fútbol en las calles pestilentes del barrio de La Victoria, el que cambió el rumbo de la cultura afro-latinoamericana. Ese niño que sintió la congénita necesidad artística de hacer poemas para contar su devenir.
Cuenta Nicomedes, en una de las más intensas y extensas entrevistas realizada por el sociólogo dominicano Pablo Mariñez, que cuando niño tenía la congénita necesidad artística de escribir poemas, pero que carecía de una serie de reglas para lograr esa rima que tanto buscaba.
Es que al concluir el colegio que conoce a Don Porfirio Vásquez, un recordado decimista de la costa peruana, el que le enseña las cualidades de la décima y se convierte en su maestro.
Durante muchos años el joven Nicomedes fue instruido en este arte hasta que, como cuenta él, se produce una ruptura. Nicomedes siente que lo enseñado por Don Porfirio comienza a repetirse cíclicamente, y es entonces que decide separase de él. Fue tanto la superación que llegó a alcanzar sobre su maestro que el propio Don Porfirio comenzó a atribuirse décimas escritas por Nicomedes y a firmarlas con su nombre. Y es que los temas de décimas enseñadas por su maestro sólo abarcan los temas de la religiosidad, la joda y la descripción de los eventos de la naturaleza. Nicomedes sentía que la décima podía ir más allá, que podía ser utilizada para denunciar la esclavitud que sufrió la raza negra en el pasado, y en la actualidad, la negación de la cultura oficial peruana de la influencia de la afroperuana en todos sus escalafones y estamentos.
Fue entonces que Nicomedes lleva a la décima a niveles insospechados y la convierte en universal y enlazadora. Universal, porque lo que recitaba con tanto sentimiento y sabor en sus décimas trataba de sufrimientos tan humanos y sinceros que no hay ser negros ni haber tenido que cargas cadenas para haberlas vividos. La esclavitud y la desesperanza no tienen color, pero sí tienen sabor, agrio, amargo, pero también dulce y condimentado. Y enlazadora, porque es Nicomedes el que se encarga de recoger de muchas de las comunidades negras de América Latina sus diversos estilos y características y las enlaza con la “Madre Tierra”, es decir, África.
Cuenta que en su primer viaje a Senegal, que redescubre lo que es la negritud y encuentra la forma de liberarse de una vez las cadenas de la esclavitud, que los negros de América no habían dejado atrás a pesar de que ya se abolió la esclavitud.
Nicomedes entiende que aunque el negro americano ya hace tiempo que es liberto aún no se ha desprendido de las cadenas y aún continúa encerrado en el nuevo orden social.
Prisión que sufren los negros por la falsa percepción y “desprecio aprendido” que tiene la sociedad de ellos y el propio concepto equivocado que tiene el negro de sí mismo, que no es más que una disminuida valoración que tiene el negro de sí mismo.
El negro, en la época de Nicomedes, cree que la forma en que puede ser aceptado por la sociedad es ser utilizado como instrumento para la jarana y la juerga. El problema de eso es que cuando la música tocaba el negro era el más querido y admirado, pero cuando se callaban las guitarras, se detenía el zapateo y el verbo afilado de las décimas se silenciaban, el negrito lindo volvía a ser un “negro de mierda”.
Lo formal en la décima
Dicho esto, paso entonces a tratar algunos aspectos formales de la décima. Esta forma poética tiene en el Perú dos vertientes ajenas que confluyen en el mismo río caudaloso de la décima peruana.
Una es la vertiente nativa, que tiene básicamente dos principales influencias incas: el harawi y el yaraví. El harawi es una forma lírica triste y melancólica que se dedica a lamentar la desintegración de las comunidades locales de la sierra y su adhesión al Tahuantinsuyo. En cambio, el yaraví, en especial el yaraví arequipeño, es candoroso y divertido. Es alegre, una cualidad muy atípica dentro del folklore andino peruano.
La otra vertiente, es, evidentemente, la española. La definición ibérica de la décima más común la “combinación de versos octosílabos”. El octosílabo es el metro más genuinamente español y también el más popular, el cual responde al ritmo interno del castellano más castizo, y esto no es casual, emana de una eufonía natural entre el lenguaje emitido y su musicalización.
Es la forma de la décima espinela la que trataremos aquí. Por lo general en estos diez versos rima el primero con el cuarto y el quinto; el segundo con el tercero; el sexto y sétimo con el décimo; y el octavo con el noveno verso.
Aquí un ejemplo:
De fácil composición - A
una décima parece -B
y por eso se apetece -B
para cualquier función -A
pero en la distribución -A
del pensamiento adoptado -C
su mérito está fincado -C
en que sin ningún estorbo -D
concluya el último sorbo -D
con el último bocado -C
En realidad se trata de dos redondillas separadas por un grupo de dos versos (5 y 6) y de los cuales cada uno se cierran al rimar cada uno con su primer y último verso, respectivamente.
Esta es la clave rima: ABBA-AC-CDDC.
Es bajo estos cánones que Nicomedes Santa Cruz se desenvuelve dentro de la décima y, como ya dije, la lleva a niveles insospechados. Cabe aclarar, como lo hace Nicomedes en su gran obra llamada La décima en el Perú, que la décima en su llegada al Perú fue propiedad de las más latas elites limeñas y cusqueñas y que, como pasa con muchos de los estilos artísticos, esta clase social la fue poniendo en desuso restándole importancia. Esto se da debido a que la Iglesia Católica la utiliza como un instrumento nemotécnico para enseñarles a los indios los rezos y la Biblia.
Entonces son los negros los que se apropian de la décima para contarse entre ellos sus penas de esclavitud y para reclamar la abolición de la esclavitud a la emergente república.
Voy a permitirme nombrar dos partes de esta décima peruana: el socabón y el contrapunto. El socabón es la línea melódica de nuestra décima cantada y la de su típica armonización en la guitarra. Esto abarca un punteo de introducción, seguida de un bordoneo, seguida de un bordoneo que remata en el ritmo fijo en que se empieza el canto, y es normal que el cantor ataque cuando le venga en gana. El socabón se utilizaba –hablo en pasado porque ya está en desuso, lamentablemente- para el enfrentamiento entre dos decimista, es decir un reto o contrapunto, que es el otro aspecto al que me refiero.
Música y academia
Y ahora voy a pasar al otro gran tema de exposición el del Nicomedes Santa Cruz folklorista. Y dentro de este ámbito hay dos grandes subtemas: el musical y el formal.
Con respecto a su aporte a la música afroperuana diré que Nicomedes ha editado 16 discos:
Gente Morena. 1957.
Nicomedes Santa Cruz y su Conjunto Kumanana. 1959.
Single. 1959.
Ingá. 1960
Décimas y Poemas. 1960.
Cumanana. 1964.
Octubre: Mes Morado. 1964.
Cumanana (2ª Edición). 1965.
Canto Negro. 1968.
Cumanana (3ª Edición). 1970.
Nicomedes Santa Cruz presenta: Los Reyes del Festejo. 1971.
América Negra. 1972.
Nicomedes en Argentina. 1973.
Socabón. 1975.
Ritmos Negros del Perú. 1979.
Décimas y Poemas. 1980.
En ese disco se pueden escuchar, primero individualmente y luego en conjunto, muchos de los instrumentos y formas danzarias propios de la costa peruana, como por ejemplo [El Cajón] [La Cajita] [La Quijada] [El Güiro] [La Carrasca] [La Guitarra] [Las Palmas] [Las Tablitas] [Zapateo en Mayor] [Zapateo en Menor] [Agüenieve] [Pasada de Agüenieve] [El Festejo] [El Alcatraz] [El Socabón] [Melopea de Agüenieve] [Entrada de marinera] [Llamada de resbalosa] [Panalivio] [Pancho Fierro]. Entonces, Socabón, como pueden darse cuenta es una recopilación inédita de estos ritmos e instrumentos ajenos al movimiento cultural oficial.
Y hablando ya del aspecto formal, que es al que más cariño le tengo, podemos hablar de 10 libros e incontables artículos y ensayos escritos por él y realizados a su obra, publicados en diversos medios del Perú y el extranjero.
Décimas. 1959.
Décimas. 1960.
Cumanana. 1964.
Décimas. 1966.
Canto a mi Perú. 1966.
Décimas y Poemas: Antología. 1971.
Ritmos Negros del Perú. 1971.
Rimactampu: Rímas al Rímac. 1972.
Rítmos Negros del Perú. (Edición aumentada). 1973
La Décima en el Perú. 1982.
Finalmente, quisiera analizar por un breve momento una de sus décimas más consabidas y mentadas llamada América Latina.
América Latina
Mi cuate
Mi socio
Mi hermano
Aparcero
Camarado
Compañero
Mi pata
M´hijito
Paisano...
He aquí mis vecinos.
He aquí mis hermanos.
Las mismas caras latinoamericanas
de cualquier punto de America Latina:
Indoblanquinegros
Blanquinegrindios
Y negrindoblancos
Rubias bembonas
Indios barbudos
Y negros lacios
Todos se quejan:
?¡Ah, si en mi país
no hubiese tanta política...!
?¡Ah, si en mi país
no hubiera gente paleolítica...!
?¡Ah, si en mi país
no hubiese militarismo,
ni oligarquía
ni chauvinismo
ni burocracia
ni hipocresía
ni clerecía
ni antropofagia...
?¡Ah, si en mi país...
Alguien pregunta de dónde soy
(Yo no respondo lo siguiente):
Nací cerca del Cuzco
admiro a Puebla
me inspira el ron de las Antillas
canto con voz argentina
creo en Santa Rosa de Lima
y en los orishás de Bahía.
Yo no coloreé mi Continente
ni pinté verde a Brasil
amarillo Perú
roja Bolivia.
Yo no tracé líneas territoriales
separando al hermano del hermano.
Poso la frente sobre Río Grande
me afirmo pétreo sobre el Cabo de Hornos
hundo mi brazo izquierdo en el Pacífico
y sumerjo mi diestra en el Atlántico.
Por las costas de oriente y occidente
doscientas millas entro a cada Océano
sumerjo mano y mano
y así me aferro a nuestro Continente
en un abrazo Latinoamericano.
Aquí, en este tan grande e importante festival del folklore, quiero recordar el gran legado de Nicomedes: el del romper las cadenas de la esclavitad. No me refiero a la esclavitud como aprisionamiento del cuerpo, me refiero a la esclavitud del alma. Esa esclavitud es universal. Es espacial y temporal y es corrosiva y muy arraigada. Es aquí en Cosquín donde quisiera llevar a Nicomedes más allá de la cultura afro y ponerlo en el pedestal de un hombre que creó una actitud de vida y de pasión. El gran resumen de toda su obra es que no hay que tener miedo, hay que alzar la cabeza siempre, hay que encontrarnos como seres humanos, hay que entendernos, hay que profundizarnos, porque si no lo hacemos, es ese desconocimiento lo que genera prejuicios y luego odio y luego un profundo resentimiento implosivo a punto de estallar en cualquier momento.
Muchas gracias.
Conferencia ofrecida en el Festival Nacional del Folklore en Córdoba, Argentina.
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