Los Persas tenían fama de ser especialmente crueles.
Parafraseando una famosa cita del sabio Einstein, podríamos decir… “Hay dos cosas que son infinitas, la estupidez humana y su capacidad para hacer daño, y de las dos estoy completamente convencido.”
Por este motivo, elegir entre infinitas posibilidades, cuál es el método más retorcido que ha ideado un ser humano para matar a otro, es una labor casi imposible. Sin embargo, si hubiera que elegir un candidato al modo de ejecutar más doloroso, largo, agónico y cruel de la historia , sin duda que el método de La Barca estaría a la cabeza de tan macabro ranking.
Lo idearon los persas hace varios miles de años y además de como La Barca, también se le conocía como La Artesa o Escafismo, palabra que proviene del griego Skaphe y que significa “vaciado”. No me negarán, que con esta última definición, a uno ya se le empieza a poner mal cuerpo.
Una Artesa
Para ejecutar de este modo se colocaba al reo boca arriba entre dos barcas o artesas, quedando sólo a la vista la cabeza, los brazos y las piernas… Pero mejor que os lo cuente Plutarco, que en su obra Vidas Paralelas, nos narra como ejecutan de esta manera a Mitridates, un eunuco que estando bebido dijo lo que no debía donde no debía..
Mandó [el rey Artajerjes II], pues, que a Mitridates se le quitara la vida, haciéndole morir enartesado, lo que es en esta forma: tómanse dos artesas hechas de madera que ajusten exactamente la una a la otra, y tendiendo en una de ellas supino al que ha de ser penado, traen la otra y la adaptan de modo que queden fuera la cabeza, las manos y los pies, dejando cubierto todo lo demás del cuerpo, y en esta disposición le dan de comer, si no quiere, le precisan punzándole en los ojos; después de comer le dan a beber miel y leche mezcladas, echándoselas en la boca y derramándolas por la cara: vuélvenle después continuamente al sol, de modo que le dé en los ojos, y toda la cara se le cubre de una infinidad de moscas.
Como dentro no puede menos de hacer las necesidades de los que comen y beben, de la suciedad y podredumbre de las secreciones se engendran bichos y gusanos que carcomen el cuerpo, tirando a meterse dentro. Porque cuando se ve que el hombre está ya muerto, se quita la artesa de arriba y se halla la carne carcomida, y en las entrañas enjambres de aquellos insectos pegados y cebados en ellas. Consumido de esta manera Mitridates, apenas falleció el decimoséptimo día.
Por si acaso a alguien no le ha quedado suficientemente claro y por resumir, al pobre condenado le van comiendo los bichos de dentro hacia fuera mientras permanece sumergido en sus fluidos. Además, como se le mantiene alimentado, la agonía es muy dolorosa y muy, muy larga. En este caso 17 eternos días.
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Un abrazo.