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Barreras de exclusión y discriminación de una raza en Europa - el viejo odio contra los gitanos, europa contra ataca!!! - la italia fascista de Berlusconi ...gracias al diario el pais, de españa.

BRUSELAS | EL COMERCIO DE LIMA/GDA y EL PAÍS DE MADRID

Millones de ciudadanos de la Unión Europea siguen siendo víctimas de discriminación cada día. El año pasado, según revela un estudio publicado recientemente, uno de cada tres europeos fue testigo de una situación discriminatoria. Pero los que sufren la discriminación y exclusión de modo más sistemático y alarmante son, sin duda, los gitanos. Y la situación es particularmente difícil en la Italia de Silvio Berlusconi.

A comienzos de junio, el Gobierno de Italia concedió poderes extraordinarios a los prefectos de Roma, Milán y Nápoles para afrontar lo que denomina la emergencia gitana, es decir, la "alarma social causada por la situación extremadamente precaria del colectivo gitano", que podría desembocar en "problemas de orden y seguridad públicos".

En esos términos la ordenanza describe lo que en realidad "es un ataque contra una minoría a la que, a raíz de un par de incidentes o crímenes cometidos por algunos de sus integrantes, se estigmatiza en la totalidad de su conjunto", considera Pascale Charhon, directora de la Red Europea Contra el Racismo (ENAR, por la sigla en inglés).

El último de estos hechos, un supuesto secuestro de un bebe italiano, desató una desmesurada ira entre los habitantes de Nápoles, que terminó a mediados de mayo con el incendio de varios campamentos en los que vivían cientos de gitanos. En esa ocasión, frente a los hechos de violencia, Humberto Bossi, de la xenófoba Liga del Norte y ministro de Reformas del Gobierno de Berlusconi, dijo: "Los napolitanos están haciendo lo que la clase política no ha cumplido con hacer".

Dos semanas más tarde, el Gobierno se puso al día con sus deberes: con los poderes especiales otorgados a los prefectos, estos quedaron autorizados a "censar, realojar, alejar o expulsar, por vía administrativa o judicial", a los ciudadanos de etnia gitana. Hace 12 días se supo que alrededor de 1.000 gitanos de Nápoles y Milán, incluidos menores, ya habían sido censados mediante la toma de huellas digitales, y que en el formulario de empadronamiento utilizado figuraba una casilla para especificar la etnia y religión.

Los métodos del ministro del Interior italiano, Roberto Maroni, han escandalizado a las organizaciones de derechos humanos, en particular a la comunidad judía de Italia que ve en ellos preocupantes semejanzas con las políticas racistas y xenófobas de Mussolini. Diez días atrás, el pleno del Parlamento Europeo aprobó una moción que insta al Gobierno Italiano a que se abstenga de recopilar las huellas dactilares de la población gitana, "ya que esto constituiría claramente un acto de discriminación directo basado en la raza y el origen étnico, prohibido por el artículo 14 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales".

Maroni es el mismo que en el año 2000 lanzó una furibunda campaña contra los gitanos, utilizando los mismos eslóganes oídos tantas veces desde que hacia el año 1.400 los miembros de esta etnia llegaron a Occidente: violan y asesinan a nuestras mujeres, raptan a nuestros niños, roban en las casas, no quieren trabajar ni ir a la escuela.

En Italia, la esperanza de vida de los gitanos es de 35 años. Su índice de mortalidad infantil es diez veces más alto que el de los niños no gitanos. Pese a su fama, el último robo de un niño a manos de un gitano registrado en ese país data de 1899.

Según el último Eurobarómetro sobre inmigración, los italianos son los europeos que, junto con los checos, se sienten más a disgusto con los gitanos. Un 47% de los encuestados en Italia afirma que no querría un gitano como vecino. La sensación crece en todo el continente, aunque la media de intolerancia en la Unión Europea (UE) es de la mitad: un 24%.

ICEBERG. Las vicisitudes actuales de los gitanos en Italia son solo la parte más visible de las injusticias padecidas por este colectivo. A lo largo de la historia, desde el siglo XV, en Europa los gitanos han sido constantes víctimas de persecuciones y expulsiones, y donde no se les ha perseguido se les ha discriminado y excluido. "Los antecedentes primeros de esta situación se remontan a muy lejos en la historia. Por tratarse de comunidades inicialmente nómadas, con un modo de vida y unas costumbres muy propias, tradicionalmente fueron mal acogidas por las sociedades anfitrionas. A ellos hay que añadirle un racismo más clásico del que fueron o son víctimas también los judíos y musulmanes", explica Pascale Charhon.

Con la caída del Muro de Berlín y el final de los regímenes comunistas en los 90, y más tarde con la ampliación de la Unión Europea a los países del centro y este del continente, quedó desvelada la situación de marginación y exclusión en la que viven millones de gitanos: "No se trata de un fenómeno nuevo, sino que hoy en día este es más palpable. En países como Rumanía, Eslovaquia, República Checa o Bulgaria, en donde alcanzan a representar entre el 5% y 10% de la población total, la minoría gitana tiene un acceso muy precario a la educación, los servicios de salud y a la posibilidad de un empleo.

"Están inmersos en un círculo vicioso", considera Natalia Alonso, experta de Amnistía Internacional. "Por ejemplo, en Eslovaquia, por lo general, los gitanos viven en campamentos instalados en las afueras de las ciudades. Por el difícil acceso a las escuelas, los niños pequeños no asisten a un jardín de infancia. Al llegar a primaria, como no hablan bien el eslovaco, los condenan a escuelas especiales para discapacitados. En otros casos, asisten a escuelas y colegios donde los separan de los demás chicos eslovacos y los sientan en aulas diferentes. Esta segregación conduce al abandono escolar temprano, que a su vez condena al desempleo. Sin trabajos dignos y bien pagados, las familias de gitanos se ven privadas de lo básico: vivienda, salud y otra vez educación".

Tanto Amnistía Internacional como la ENAR consideran que la participación de los gitanos en la política nacional y europea es clave para mejorar la situación de esta comunidad.

La ENAR ha calculado que si el Parlamento Europeo reflejara la sociedad a la que representa, de los 785 eurodiputados, 16 deberían ser de origen romaní, puesto que esta comunidad constituye el 2% de la población total de la Unión Europea. En la actualidad, en un mundo menos ideal, hay solo tres representantes gitanos en Bruselas.

1 comentario

jose de las nieve -

bien