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SUPAY-666

Sada Abe: celos, asfixiofilia erotica y canibalismo amoroso, la verdadera historia tras la sensacional pelicula el imperio de los sentidos... gracias a http://blog.innerpendejo.net/

Mientras Ishida dormitaba, me tumbe junto a el. Su almohada estaba orientada hacia el sur, y puse su mano derecha bajo mis caderas y extendida sobre mi espalda mientras imaginaba que me estaba abrazando. Coloque su mano izquierda junto a su hombro izquierdo y contemple su expresión durmiente. De vez en cuando Ishida abría sus ojos y veía que estaba junto a el, y entonces se relajaba sabiendo que yo estaba allí. Una vez, dijo: “Okayo, mientras estoy durmiendo colocaras la cuerda alrededor de mi cuello y la apretaras de nuevo. ¿Lo harás?”. Dije que si lo haría y sonreí. Entonces dijo: “Si empiezas a estrangularme no pares, porque resulta muy doloroso después”· En aquel momento me pregunte si realmente quería que lo matara, pero tras pensarlo de nuevo supe con seguridad que esto era imposible y que estaba bromeando. Al poco, Ishida estaba profundamente dormido, y con mi mano derecha cogí la faja de mi kimono que estaba junto a su almohada y con la mano izquierda empuje el final de la misma bajo su cuello, la lié dos veces alrededor de su garganta, ajuste los extremos y tire de ellos. El abrió los ojos y dijo “Okayo”. Su cuerpo se levanto levemente y se movió como si el fuera a darme un abrazo. Yo puse mi cara contra su pecho y grite: “Perdóname”, y tire de los extremos de la faja con todas mis fuerzas. Ishida gimió y sus manos temblaron violentamente. Cuando su cuerpo se quedo sin fuerzas, solté los extremos de la faja. Me temblaba todo el cuerpo y me acerque hasta la mesita de te, donde había una botella de sake. Me trague todo lo que había en la botella y después, para que no volviera a la vida, hice un fuerte nudo con mi faja alrededor de su garganta, enrolle su cuello con el resto de la tela y coloque los extremos bajo su almohada. Después de esto baje las escaleras para ver si había alguien por los alrededores. El reloj en la mesa señalaba las dos de la mañana.

Asi relato Sada Abe a la policía el estrangulamiento de su amante, Kichizo Ishida, llevado a cabo durante la madrugada del 18 de mayo de 1936 en un “hotel del amor” del barrio de Shibuya, ciudad de Tokio. Se habían alojado allí para pasar unos días de pasión. Ella, prostituta y camarera ocasional, estaba trabajando en el restaurante propiedad de Ishida, que contaba entonces con 42 años. Una vez iniciado el amorío, sus celos la llevaron a considerar la idea de matar a Ishida si este se negaba a abandonar a su esposa para casarse con ella. Compro un cuchillo con el que le amenazo en varias ocasiones en el hotel, pero el se lo tomo a broma. Esos días comenzaron a practicar la asfixofilia erótica, lo cual fue del agrado de ambos. No obstante, tras la ultima sesión de estrangulamiento la cara de Ishida quedo permanentemente roja, y tuvo que tomar sedantes para apaciguar el dolor de su cuello y pecho.

Durante los interrogatorios llevados a cabo por la policía, Sada confeso también:

Tras asesinar a Ishida me sentí totalmente aliviada, como si me hubiera quitado de los hombros una pesada carga, y tuve una sensación de claridad. Me bebí una botella de cerveza que había subido a la habitación y me acosté junto a Ishida. Su garganta sonaba como si se estuviera secando. Así que moje su lengua con la mía y después limpie su rostro. No parecía que estuviera junto a un cadáver. Se me antojaba mas querido aun que cuando estaba vivo, y dormí junto a el hasta el amanecer; jugué con su pene y en cierto momento lo apreté contra mi cuerpo.

 

Cuando cayo en la cuenta de que tenia que huir de allí corto separadamente el pene y escroto de Ishida con el mismo cuchillo que había traído para amenazarlo. Envolvió los órganos genitales en papel de periódico, llevándolos consigo hasta el momento de su captura, días después. Cuando se le preguntó por qué había hecho semejante cosa, su respuesta fue simple y directa: “Porque no podía llevarme su cabeza o su cuerpo. Quería coger la parte de él que me traía los mas vívidos recuerdos”. En otra ocasión, dijo que lo había hecho porque quería estar cerca de aquella parte de Ishida y para que la esposa de este no pudiera tocar de nuevo los genitales de su marido.

Con el cuchillo, grabo su nombre en el brazo izquierdo de Ishida y con la sangre de este escribió tanto en las sabanas como en una pierda del cadáver: “Sada, Kichi juntos”. Así fue encontrado el cuerpo por la policía.Finalmente, se puso la ropa interior de Ishida -para sentirlo de nuevo junto a su vientre- y abandono el hotel sobre las ocho de la mañana.

Los periódicos se hicieron eco del asesinato el día siguiente, y se inicio la búsqueda de Sada en medio de una gran conmoción social.Fue detenida el 20 de mayo mientras se ocultaba en una pensión del barrio de Shinagawa, Tokio. Inmediatamente, fue llevada hasta la estación de policía de Ogu.La noticia de su arresto congrego un gran numero de curiosos frente a la comisaria.Según sus confesiones, la tarde del mismo día del asesinato pensó en suicidarse no sin antes tragarse los genitales de su difunto amante:

… aunque estaba pensando vagamente en que debía morir, me sentí segura en tanto que tenia una importante cosa de Ishida cerca de mi. Me sentí unida al pene de Ishida y pensé que solo tras despedirme tranquilamente de este podría entonces morir. Desenvolví su pene y escroto del papel y los sostuve mientras los contemplaba. Puse su pene en mi boca e incluso trate de introducirlo dentro de mí. Todo el rato estaba pensando en cosas y llorando un poco también. No dormí bien aquella noche. Sentía que todo lo que quería era tener un día más para tocar el pene de Ishida. Entonces, decidí que huiría a Osaka, estando con el pene de Ishida durante todo el tiempo. Al final, saltaría desde un acantilado en el monte Ikoma mientras sostenía su pene.

 

Un antiguo amante suyo, también casado y que al igual que Ishida no quiso dejar a su esposa por ella, declaro a la policía tras ser cuestionado sobre su relación con Sada:

Ella era una mujer realmente fuerte.

 

Aunque yo estaba bastante harto, ella era suficiente para asombrarme.

No se sentía satisfecha a menos que lo hiciéramos dos, tres o cuatro veces por noche. Para ella, era inaceptable que yo no tuviera mis manos entre sus partes durante toda la noche. No le molestaba lamerme la “herramienta”. Es difícil expresar con palabras como era aquello: pasábamos casi toda la noche sin dormir. Al principio era fenomenal, pero tras un par de semanas quede realmente exhausto.

Sada fue sentenciada a seis años de prisión por asesinato en segundo grado y mutilación de cadáveres, siendo su pena posteriormente conmutada: fue liberada exactamente cinco años después de cometer el asesinato.

Aquí la vemos fotografiada el 26 de julio de 1951.Y aquí tiempo después, con 64 años.En su historia se basaron películas como El Imperio de los Sentidos, ademas de algunos libros y documentales.

Fuente: Geisha, Harlot, Strangler, Star: A Woman, Sex, and Morality in Modern Japan (2005).

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