"Mujer que no es mala es chola" - El racismo de gerardo privat , el diseñador dice que la discriminación no se debe tomar en serio, especialmente su racismo.
Comparto mi columna de opinión de hoy, publicada en El Comercio, sobre un tema que no debe tomarse a la ligera.
"Mujer que no es mala es chola"
Con esta frase contestó el diseñador Gerardo Privat, vía Facebook y Twitter, a los comentarios que la periodista Lorena Salmón, autora del blog de modas Fashionjolik, hizo sobre sus obras y su marketing, lo que lo ha convertido en el blanco de fuertes críticas. Y aunque Privat se haya disculpado por lo que él mismo consideró un exceso, cabe llamar la atención sobre la naturalidad con la que expuso a elcomercio.pe las razones que lo llevaron a emplear una expresión de connotaciones tan abiertamente racistas.
Privat explica el exabrupto afirmando que él “habla como cualquiera de sus amigos del cole”, es decir, que esta expresión es considerada normal en su entorno, y que se utiliza en la Casa Privat –su taller de diseño– para dar “ese toque de maldad que muchas mujeres quisieran tener”. Finalmente, el diseñador pidió “analizar las cosas y no tomarlas tan en serio”.
Precisamente por no tomarnos en serio estas cosas es que los estereotipos racistas que clasifican a las personas en grupos étnicos diferenciados, y que les atribuyen características innatas, históricamente lacradas, otorgando mayor jerarquía a unos sobre otros, se siguen usando cotidianamente en nuestro país. Con la regularidad de un noticiero social conocemos con frecuencia casos como éste, que se hacen públicos a instancias de los propios protagonistas, quienes no encuentran nada de malo en el seguir utilizando este sistema de clasificación jerárquico. Lo vimos en el caso del hijo de Miki Gonzáles y Marisol Aguirre, Joaquín, con el espectador discriminado en el cine de Larcomar, y con los PPKausas en las últimas elecciones presidenciales.
El problema no es solo peruano, y está presente con mucha fuerza en los países que tienen herencia imperial y colonial. En diciembre pasado, la cantante Rihanna encaró enfurecida, vía Twitter, a la editora de la popular revista holandesa Jackie, Eva Hoecke, por haberse referida a ella en sus páginas como “la última perra negra que se muestra con gusto”. El insulto, racista y misógino en extremo, le costó el puesto a la editora. En Inglaterra, el ex capitán de su selección nacional de fútbol, John Terry, afronta un juicio por “alteración del orden público con agravante racista” ante la acusación de haber insultado con términos discriminatorios al jugador del Queen Park Rangers, Anton Ferdinand, en un partido televisado de la Premier League.
Las celebridades, querámoslo o no, son modelos de rol que influyen ampliamente en las concepciones del mundo de sus seguidores. Aceptar que utilicen como algo normal expresiones que categorizan y denigran a algunas personas, aunque no sea en serio, es aceptar que las diferencias jerárquicas existen, puesto que, de acuerdo a estas, hay “cholas” y “no cholas”. En esta lógica impecable las “cholas” tienen la naturaleza de ser buenas (si entendemos bien, sumisas o tontas), y son menos que las “no cholas” que se distinguen por sus “toques de maldad”. Que el lector defina esto último.
Racismo continental
El pasado colonial pesa en Latinoamérica
Según el Latinobarómetro 2011, el 39% de peruanos dice haber sido víctima de racismo. En la región ocupamos el séptimo lugar en una lista que encabeza Guatemala (51%) y Brasil (46%). El estudio revela que el 76% de compatriotas cree ser mestizo y el 6% blanco.
¡Qué fashion!
La tendencia global es a vivir siendo tolerantes
Según la Encuesta Mundial de Valores (Human Beliefs and Values, México: Siglo XXI, 2004), existe una tendencia global hacia la convivencia con tolerancia, aun cuando se mantiene un 16% que no quiere vecinos con otros orígenes étnicos.
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