10 IRAE. uno. CUENTO ORIGINAL DE LUIS TORRES, : )
Esa malsana forma de romper las ilusiones humanas, tan fragiles estas, tan delicadas.
Este dia me levante con un dolor de cabeza que hacia que me tiemble todo, un baño frio, una comida caliente.
Es verano en el centro de lima, mi edificio da a un pequeño parque nuevo, es agradable, con sus banquitas de marmol, las mesas de ajedrez, los viejitos que discuten sobre la vida nueva, los enamorados que tratan de buscar su pequeño lugar fuera del mundo.
Es un dia normal en el trabajo, personas entran y salen, se mantiene interesantisimas conversaciones, se venden y compran libros, en la mañana la actividad fue total, en la tarde es mas tranquilo, hace calor limeño, humedo y agradable. leo el periodico un rato, mira hacia el cielo, en el aire gaviotas y gallinazos danzan haciendo girar sus agudos picos.
La memoria es un sutil medio para devolvernos las graciles horas pasadas, la realidad es la forma nada sutil de patearnos la cara en plena calle.
-Jovencito, disculpe ¿Tiene algun libro de Dilan Thomas por favor?
levanto la vista y reconosco a la señora Adela Clemens, la vi y la vi como se contempla un objeto valioso, un juguete de niñez, un recuerdo lejano. Hacia mas de dies años que no veia a la fina señora Clemens, siempre atenta, en su sala amplia de muebles de tapices delicados y de diseño pletoricos de arabescos en seda y lino. un reloj Belga de complicada mecanica y de maderas finas del corazon de la selva africana, miles de obgetos de porcelana francesa de Sevres y tapices de Ingres, espejos bicelados, su exquisita coleccion de pequeñas esculturas crisoelefantinas art noveau que eran lo que mas me fascinaba de su casa estilo colonial con su jardin lleno de rosas y caminitos de piedra traida de Huamanga, todo una belleza.
recuerdo eso por que la señora Clemens era la amiga de una tia que era quien me llevaba como premio a mi buena conducta, alli, ellas conversaban de sus temas y bebian te mientras yo iba de un lado a otro revisando sin tocar casi sus maravillas.
Una tarde mi tia salio un momento y me dejo con la señora Clemens, su empleada siempre sileciosa, siempre diligente, indico que se tomaria un tenteempie en el jardin. Ese antiguo ritual de beber te, leche tibia o alguna bebida en tacitas de porcelana azul, panes frescos y olorosos, galletitas, mantequilla en bandejas de plata, mermelada de arandanos frescos, despues, la señora Clemens pidio que, por ser yo un agradable y joven invitado, disfrutariamos de su reserva especial de brie, traido de Seine-et-Marne, de la region de brie, al oeste de la ciudad de paris, un perfecto, cremoso y unico brie de Meaux.
El ultimo deseo del rey Luis XVI fue ¨du vin rouge et du brie¨ mejor dicho, el pobre buen rey pidio un vino tinto y un brie, el maridaje perfecto, el deseo absoluto, el rey de los quesos para el ultimo rey de Francia.
Ese, esos, todos esos recuerdos son los que abrigo de la señora Clemens, de la fina señora de la casona de jardin florido y siempre fragante.
-Señora, ¿Se acuerda de mi?... soy Luis, el sobrino de la señora Julieta, su amiga, hace mas de dies años que no nos vemos, usted me enseñaba a reconocer las diferencias entre art noveau y art deco, me hablaba de sus viajes a europa, de los grandes salones, de las fiestas en palacios venesianos, de Paris y su noche eterna, se acuerda de mi?
ella me mira, esta vestida muy bien, luce muchas joyas y esta muy pintada, creo que demasiado pero con restos de su buen gusto al arreglarse, como cuando salia a una fiesta de gala en alguna ambajada o el algun club exclusivo. Se escusa por no reconocerme, esta delgada, conversamos un rato, mientras intercambiamos impresiones variadas e interesantes.
La gente nos mira, siento un mal olor, el cual va en orden progresivo, constante. Es curioso como la impresion primero nos deslumbra, como despues lo opaco de la realidad cae con el peso gravido de la tragedia.
Ella habla, pero ya no quiero escucharla, un deseo creciente de alejarla pronto me embarga completamente. La señora Clemens esta exageradamente pintada, como una mano torpe en su vano afan de darle elegancia a algo roto y en desuso, sus ropas finas otroramente fueron nuevas, su mirada esta deslucida y se posa torpe e idiotizada sobre mi, es una mirada perdida, aun luce su cuello altivo y trata de lucir su señorial porte pero todo ese intento se pierde en la nada por el pantalon embarrado su su propia mierda, terriblemte oloroso. Corto la conversacion, ella se aleja despacio, con una bolsa de plastico grande y negra en su mano izquierda donde de seguro se lleva mis ultimos momentos magicos de niñez.
Este dia me levante con un dolor de cabeza que hacia que me tiemble todo, un baño frio, una comida caliente.
Es verano en el centro de lima, mi edificio da a un pequeño parque nuevo, es agradable, con sus banquitas de marmol, las mesas de ajedrez, los viejitos que discuten sobre la vida nueva, los enamorados que tratan de buscar su pequeño lugar fuera del mundo.
Es un dia normal en el trabajo, personas entran y salen, se mantiene interesantisimas conversaciones, se venden y compran libros, en la mañana la actividad fue total, en la tarde es mas tranquilo, hace calor limeño, humedo y agradable. leo el periodico un rato, mira hacia el cielo, en el aire gaviotas y gallinazos danzan haciendo girar sus agudos picos.
La memoria es un sutil medio para devolvernos las graciles horas pasadas, la realidad es la forma nada sutil de patearnos la cara en plena calle.
-Jovencito, disculpe ¿Tiene algun libro de Dilan Thomas por favor?
levanto la vista y reconosco a la señora Adela Clemens, la vi y la vi como se contempla un objeto valioso, un juguete de niñez, un recuerdo lejano. Hacia mas de dies años que no veia a la fina señora Clemens, siempre atenta, en su sala amplia de muebles de tapices delicados y de diseño pletoricos de arabescos en seda y lino. un reloj Belga de complicada mecanica y de maderas finas del corazon de la selva africana, miles de obgetos de porcelana francesa de Sevres y tapices de Ingres, espejos bicelados, su exquisita coleccion de pequeñas esculturas crisoelefantinas art noveau que eran lo que mas me fascinaba de su casa estilo colonial con su jardin lleno de rosas y caminitos de piedra traida de Huamanga, todo una belleza.
recuerdo eso por que la señora Clemens era la amiga de una tia que era quien me llevaba como premio a mi buena conducta, alli, ellas conversaban de sus temas y bebian te mientras yo iba de un lado a otro revisando sin tocar casi sus maravillas.
Una tarde mi tia salio un momento y me dejo con la señora Clemens, su empleada siempre sileciosa, siempre diligente, indico que se tomaria un tenteempie en el jardin. Ese antiguo ritual de beber te, leche tibia o alguna bebida en tacitas de porcelana azul, panes frescos y olorosos, galletitas, mantequilla en bandejas de plata, mermelada de arandanos frescos, despues, la señora Clemens pidio que, por ser yo un agradable y joven invitado, disfrutariamos de su reserva especial de brie, traido de Seine-et-Marne, de la region de brie, al oeste de la ciudad de paris, un perfecto, cremoso y unico brie de Meaux.
El ultimo deseo del rey Luis XVI fue ¨du vin rouge et du brie¨ mejor dicho, el pobre buen rey pidio un vino tinto y un brie, el maridaje perfecto, el deseo absoluto, el rey de los quesos para el ultimo rey de Francia.
Ese, esos, todos esos recuerdos son los que abrigo de la señora Clemens, de la fina señora de la casona de jardin florido y siempre fragante.
-Señora, ¿Se acuerda de mi?... soy Luis, el sobrino de la señora Julieta, su amiga, hace mas de dies años que no nos vemos, usted me enseñaba a reconocer las diferencias entre art noveau y art deco, me hablaba de sus viajes a europa, de los grandes salones, de las fiestas en palacios venesianos, de Paris y su noche eterna, se acuerda de mi?
ella me mira, esta vestida muy bien, luce muchas joyas y esta muy pintada, creo que demasiado pero con restos de su buen gusto al arreglarse, como cuando salia a una fiesta de gala en alguna ambajada o el algun club exclusivo. Se escusa por no reconocerme, esta delgada, conversamos un rato, mientras intercambiamos impresiones variadas e interesantes.
La gente nos mira, siento un mal olor, el cual va en orden progresivo, constante. Es curioso como la impresion primero nos deslumbra, como despues lo opaco de la realidad cae con el peso gravido de la tragedia.
Ella habla, pero ya no quiero escucharla, un deseo creciente de alejarla pronto me embarga completamente. La señora Clemens esta exageradamente pintada, como una mano torpe en su vano afan de darle elegancia a algo roto y en desuso, sus ropas finas otroramente fueron nuevas, su mirada esta deslucida y se posa torpe e idiotizada sobre mi, es una mirada perdida, aun luce su cuello altivo y trata de lucir su señorial porte pero todo ese intento se pierde en la nada por el pantalon embarrado su su propia mierda, terriblemte oloroso. Corto la conversacion, ella se aleja despacio, con una bolsa de plastico grande y negra en su mano izquierda donde de seguro se lleva mis ultimos momentos magicos de niñez.
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