Tsaatan, la gente de los renos
En su ‘Libro de las Maravillas’, Marco Polo hablaba de unas gentes salvajes que vivían en las regiones más extremas de Mongolia y cabalgaban sobre renos. Setecientos años después, apenas quedan 400 tsaatan al norte del país, 32 familias desperdigadas por la Taiga de la montañosa provincia de Khövsgöl.
Los tsaatan - literalmente "la gente del reno" - se han dedicado durante siglos en el pastoreo de estos animales; recorren las inmensas llanuras de la taiga hasta ocho veces al año en busca de pastos para ellos. Desde muy pequeños, aprenden a manejar los renos, los montan y cabalgan por la nieve hasta las profundidades del bosque donde vive el chamán.
Con la leche de reno elaboran mantequilla, yogurt y queso. También aprovechan la piel, los cuernos y las pezuñas. Nómadas y renos se necesitan hasta tal punto, que su destino ha quedado trágicamente unido.
A día de hoy apenas quedan 600 renos de los 2.000 que se contabilizaron en los años 70. Los científicos han determinado que una parte muy significativa de los rebaños está afectada por brucelosis y por otras enfermedades contagiadas por los animales domésticos de sus vecinos mongoles.
Los renos se mueren, y los tsaatan también. Los 400 individuos empiezan a sufrir los efectos de la consanguinidad y han aparecido las primeras malformaciones. La desaparición es cuestión de años, meses o semanas.
Tal vez, a esta hora, el último jinete en reno haya entrado en ese bosque del que nunca volverá.
Los tsaatan - literalmente "la gente del reno" - se han dedicado durante siglos en el pastoreo de estos animales; recorren las inmensas llanuras de la taiga hasta ocho veces al año en busca de pastos para ellos. Desde muy pequeños, aprenden a manejar los renos, los montan y cabalgan por la nieve hasta las profundidades del bosque donde vive el chamán.
Con la leche de reno elaboran mantequilla, yogurt y queso. También aprovechan la piel, los cuernos y las pezuñas. Nómadas y renos se necesitan hasta tal punto, que su destino ha quedado trágicamente unido.
A día de hoy apenas quedan 600 renos de los 2.000 que se contabilizaron en los años 70. Los científicos han determinado que una parte muy significativa de los rebaños está afectada por brucelosis y por otras enfermedades contagiadas por los animales domésticos de sus vecinos mongoles.
Los renos se mueren, y los tsaatan también. Los 400 individuos empiezan a sufrir los efectos de la consanguinidad y han aparecido las primeras malformaciones. La desaparición es cuestión de años, meses o semanas.
Tal vez, a esta hora, el último jinete en reno haya entrado en ese bosque del que nunca volverá.
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