El horror, según Lovecraft... (gracias a http://lapetiteclaudine.com/)
Todas las semanas, desde hace una semana, tenemos un libro de la semana. El primero fue mío: Frankenstein y Drácula, más no-muertos que nunca, a cuenta del Monster Show de David J. Skal, recién editado en la formidable colección que dirige Jesus Palacios en Valdemar.
El segundo lo ha escrito Carmen y yo no he tenido nada que ver. Me gusta pensar que mi oscura influencia es subterránea como el petróleo e insidiosa como una enredadera y que controlo la voluntad de mis redactores pero la realidad cotidiana confirma todo lo contrario.
La extraña y albina Lavinia Whateley -"de la rama decadente de os Whateley"- tiene un hijo de padre desconocido. Con rostro de apariencia cabría y extremadamente precoz -mucho más que el propio Lovecraft-, el chico posee algo que perturba a los vecinos de Dunwich. La afición del abuelo por las prácticas de algo mucho más oscura que la magia negra, la desaparición de ganado y los extraños sonidos que retumban en el monte no ayudan a controlar los nervios.Poco a poco entramos en Dunwich, y en todo momento se nos previene del Horror -sí, con mayúscula- que está a punto de suceder. No faltan recursos habituales del autor, como tentáculos perturbadores y continuas referencias al Necronomicón, ese libro de las leyes de los muertos que muchos han buscado y creído real tras las continuas referencias de Lovecraft.
Nuestro libro de esta semana es un volumen ilustrado por Santiago Caruso de El horror de Dunwich. Si quieren pueden leer el primer capítulo.
Siempre, bajo su propia responsabilidad.
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