¿Es ético alegrarse de que alguien muera? A poco sentido común que uno tenga, la respuesta es no. Aunque técnicamente al finado ya le dé igual, hay que guardar un poquito de respeto por los que han pasado a mejor vida. Al menos, por estética.
Sin embargo, una cosa es mantener las formas y otra, bien distinta, emprender el estúpido ejercicio de glosar lo inglosable. Eso sí que no. Yo, desde luego, no pienso hacerlo.
Se ha muerto Benedetti, y aunque no celebro que una persona muera, sí me alegro de que su voz poética se extinga de una maldita vez. Porque Benedetti es responsable (cierto que con mucha colaboración externa) de abrir la puerta a la mediocridad, la ñoñez, y la insuficiencia intelectual en la poesía contemporánea en español. Ni más, ni menos.
Benedetti ha hecho mucho daño a la poesía porque ha hecho creer a muchos poetas que podían serlo sólo deseándolo. Y a muchos lectores que podrían serlo por idéntico procedimiento. No hacía falta nada más y se extirpaba, de un plumazo, el talento de la expresión literaria: lectora y escritora. Poesía era lo que uno decía que era poesía y la circunstancia pesaba más que la calidad. Así, se concluía rápidamente: fue represaliado por los militares, ergo es un buen poeta.
Y no. Benedetti nunca fue un buen poeta. Fue un poeta malo y sin talento que ni siquiera tuvo capacidad para reconocer su nula valía. Él escribió sus versos horrendos hasta el final, convencido de que lo que estaba haciendo merecía la pena. Por eso, sólo por eso, yo me alegro de que, Mario, hayas dejado de dar la lata de una puta vez. Descansa en paz. Descansemos todos en paz.
Obituario: Benedetti, el peor poeta del mundo - Mario Benedetti, probablemente el peor poeta del mundo ...(Todos odian a Mario Benedetti!!. Gracias a http://www.elsindicatodelmonodegollado.com/)
Mario Benedetti, probablemente el peor poeta del mundo
Una de mis pesadillas más recurrentes es que soy el niño de Werther's Original y que Mario Benedetti, transformado en el siniestro abuelo de los caramelos envenenados, insiste, una y otra vez, en, como su abuelo hacía con él, leerme unos poemas infantiloides y cursis hasta la arcada.
Y es que, amigos, yo no soporto a Benedetti. Ya está dicho. Su poesía me parece pedante, odiosa, pueril, cargante, malograda, cansina y aburrevacas. Sobre todo, aburrevacas. Porque, hay que decirlo alto y claro, Benedetti es un poeta de medio pelo al que una legión de indolentes con poco o nula experiencia lectora ha encumbrado más allá de todo lo razonable. Y me lo he leído, que conste. He leído de Benedetti mucho más de lo que cualquiera en su sano juicio leería: pero, precisamente, con la intención de hallar en él algo de eso que los demás dicen encontrar y que yo no veo ni aunque mire con lupa. Porque siempre hallo lo mismo: versos ramplones para solteronas a falta de un buen polvo. Un ejemplo:
Etc. El poema sigue durante un buen rato, pero se lo ahorro a ustedes porque es más de lo mismo: vacuidades puestas en verso que no cuelan ni aunque uno haga un esfuerzo sobrehumano.
Por eso, amigos, es bueno detestar al abuelito de los caramelos envenados.
Y es que, amigos, yo no soporto a Benedetti. Ya está dicho. Su poesía me parece pedante, odiosa, pueril, cargante, malograda, cansina y aburrevacas. Sobre todo, aburrevacas. Porque, hay que decirlo alto y claro, Benedetti es un poeta de medio pelo al que una legión de indolentes con poco o nula experiencia lectora ha encumbrado más allá de todo lo razonable. Y me lo he leído, que conste. He leído de Benedetti mucho más de lo que cualquiera en su sano juicio leería: pero, precisamente, con la intención de hallar en él algo de eso que los demás dicen encontrar y que yo no veo ni aunque mire con lupa. Porque siempre hallo lo mismo: versos ramplones para solteronas a falta de un buen polvo. Un ejemplo:
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos.
Mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible.
Etc. El poema sigue durante un buen rato, pero se lo ahorro a ustedes porque es más de lo mismo: vacuidades puestas en verso que no cuelan ni aunque uno haga un esfuerzo sobrehumano.
Por eso, amigos, es bueno detestar al abuelito de los caramelos envenados.
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Rubén -
Joel -