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Coca-cola en los palacios de Sadam - “Si estás tratando de convencer a la población de que les has liberado de un terrible dictador”, asegura Mosse, “¿por qué te sientas en su trono?”. ...(http://fogonazos.blogspot.com//)

 Imagen: Breach (Richard Mosse)


En un rincón del palacio Al-Salam, antiguo orgullo del régimen iraquí, hay ahora una máquina para enfriar coca-colas. Cientos de kilómetros al norte, sobre las paredes del palacio del Cumpleaños de Tikrit, algunos soldados han puesto fotos de chicas desnudas. Uno tras otro, los 81 palacios de Sadam Hussein en Irak han sido ocupados por los soldados estadounidenses y convertidos en improvisados cuarteles.

El fotógrafo Richard Mosse acaba de pasar un mes en el país y ha tomado imágenes de seis de los 81 palacios. En ellas se pueden contemplar escenas de la vida cotidiana de la tropa, atrincherada entre grandes columnatas e inmensos salones. “Es increíble ver cómo el interior de algunos palacios ha sido transformado para acomodar a los soldados”, explica Mosse en una entrevista con el extraordinario BLDGBLOG. “Las tropas corretean bajo los techos abovedados y las lámparas de araña… La cara de Obama aparece en los pequeños televisores, con su mirada puesta en los congeladores y microondas de las zonas acomodadas como cantinas”.


Mosse ha reunido su extraordinaria serie de fotografías bajo el título de “Breach” (Brecha). Quiere resaltar, según explica, el doble sentido de esta palabra: tanto por abrir una brecha (en términos militares) como por el significado de ‘mantenerse en la brecha’. Una de las cosas que más le asombra, explica, es el hecho de que las tropas decidieran ocupar los palacios de Sadam desde el principio. “Si estás tratando de convencer a la población de que les has liberado de un terrible dictador”, asegura Mosse, “¿por qué te sientas en su trono?”. “Están cometiendo el error de repetir la historia”.


Más allá de la interpretación política, las fotografías de Mosse son un retrato maravilloso de la decadencia y la destrucción. Muchos de los palacios han quedado derruidos por las bombas o por la falta de mantenimiento. En una de las escenas vemos a un grupo de militares descansando entre los restos de la piscina del palacio de Udai, uno de los hijos de Hussein. En otra, tomada en uno de los patios de la fortaleza de Al Faw, un soldado aprovecha para hacer pesas en un improvisado gimnasio.

Dicen que en los días en que Sadam estuvo encerrado en su agujero, mientras se ocultaba de las fuerzas estadounidenses, tuvo la ocasión de asomarse varias veces y ver sus palacios arder al otro lado del Tigris. Seguro que no habría imaginado un final como éste.

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