Para empezar, los famosos duelos en donde el bueno y el malo, ambos con sus relucientes cartucheras de cuero, sacan a relucir sus flamantes Colt y las balas comienzan a zumbar por todos los lados, no eran tan frecuentes, ni con tal derroche de munición como nos muestran.
La razón es porque Samuel Colt no patentó su primer revolver hasta 1837 y el famoso modelo Walker Colt que es el modelo más cinematográfico, no apareció hasta 1850. Además quienes primero lo adquirieron fue el ejercito tardando unos años más en generalizarse. Lo más probable, es que los duelos se realizaran con armas de un solo disparo y que fueran más a la “Europea” . Los dos quietos, cara a cara, el primero dispara y si falla… pues a rezar para que el otro no acierte. Además, las cartucheras tampoco existirían hasta más tarde y las pistolas se llevarían en la cintura o simplemente en algún bolso del pantalón.
También Hollywood nos tiene acostumbrados, sobre todo en los orígenes del western, a que los cowboys que atravesaban el país con su ganado, fueran unos chicos blancos, altos y aguerridos, algo así como caballeros andantes pero en yanki. Pues tampoco es del todo cierto. El mover el ganado grandes distancias no era moco de pavo. Suponía largas jornadas cabalgando bajo las inclemencias del tiempo, pasando las noches al raso y sin pisar una población a veces durante meses. Por ello, la mayoría de los cowboys durante su época de más auge, fueron negros que después de la guerra de secesión se convirtieron en libertos y eran los únicos que aceptaban un trabajo tan duro y tan mal pagado.
Hasta tal punto esto es así, que el más famoso cowboy de todos los tiempos fue una persona negra y se llamaba Nat Love . La fama de las aventuras que corrió Nat Love fueron tantas, que en ellas se basaron las “Aventuras de Deadwood Dick” un cowboy blanco protagonista de las novelas de aventuras más vendida de la época.
Tampoco, la famosa derrota del General Custer en Little Big Horn, donde los indios aniquilaron al 7º de caballería, fue tan tan heroica como nos la han pintado.
Primero porque presentar batalla fue un fiasco y una gran “chulería” del general, que sabía que se enfrentaba a tropas muchísimo más numerosas. Su explorador indio le advirtió diciéndole: “Hay más indios acampados, que balas en todos los cintos de tus soldados”. Y segundo, porque se duda mucho que el típico acto de resistencia en círculo que nos muestran, llegara a pasar. La batalla duró menos de una hora y simplemente no se cree que les diera ni tiempo a colocarse en posición.
(NOTA: El único superviviente de la tropa de Custer fue un caballo llamado “Comanche” . Se le trató como a un héroe y cuando murió fue disecado y expuesto en un museo.)
Y qué contar del mundo de los indios-americanos a los que, después de ser casi exterminados, el cine vapuleó sin piedad y no sería hasta 1970 con la película “Soldado Azul” que se empezaría a mostrar las cosas tal y como pasaron.
Por ejemplo, los indios no tenían por costumbre cortar cabelleras. Fuimos los europeos quienes comenzamos a pagar a los indios por cada caballera que trajeran como muestra de haber acabado con quien se le hubiera ordenado.
Aunque dentro del mundo de los indios, quien se lleva la palma de topicazos es el jefe Apache Gerónimo. Para empezar, ni era jefe ni se llamaba Gerónimo. Su verdadero nombre era Goyahkle y él era un gran guerrero pero a las ordenes de otros grandes jefes Apaches, entre los que se encontraba el gran Cochise.
Se cree que el nombre de Gerónimo viene de cuando estaba asaltando una misión en México. Los asaltados empezaron a invocar a gritos a su santo predilecto que resultó ser San Gerónimo y Goyahkle terminó siendo conocido por ese nombre. A gerónimo se le trata de criminal salvaje que gustaba de arrancar caballeras cuando realmente los Apaches no lo hicieron nunca y en varias ocasiones, él mismo abogó por una salida pacífica.
Hasta en cuatro ocasiones escapó con varios de sus guerreros de la reserva donde fue confinado y otras tantas fue capturado. Murió prisionero y de viejo en 1909.
“El Western es el único género cinematográfico que consiguió escribir la historia en lugar de recrearla.”
Visto en el libro:
“Viaje por las Mentiras de la Historia Universal.” de Santiago Tarín. http://historiasconhistoria.es/
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